Los ayuntamientos de Mallorca, en los últimos tiempos, siguen una serie de modas a la hora de crear y construir infraestructuras municipales. Hace unos años fueros las piscinas municipales, después vinieron los pabellones cubiertos y ahora le toca el turno a los campos de fútbol de césped artificial. Esta moda ha provocado que se esté viviendo una auténtica fiebre en los consistorios por la colocación del césped sintético y cualquier alcalde que se precie debe dotar a su municipio de un manto verde en el campo de fútbol local.

La aprobación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria obliga a los ayuntamientos a no incrementar su deuda y evitar el déficit presupuestario. Ante esta situación se han tenido que buscar fórmulas para seguir con las inversiones previstas. Una de estas fórmulas está perfectamente diseñada para los campos de fútbol de césped artificial. Se trata de firmar un convenio con el club local para que subscriba un crédito bancario que el ayuntamiento paga mediante subvenciones anuales. De esta forma se consigue que la deuda no se contabilice a las arcas municipales y se evita tener que someterse a la mencionada Ley de Estabilidad del Gobierno Aznar.

Varios secretarios municipales aseguran que esta forma es de dudosa legalidad al ser una deuda municipal encubierta, que vulnera la Ley de Subvenciones y que además se salta la obligación de convocar un concurso público para adjudicar las obras que tiene toda administración pública.

En estos momentos en Mallorca los ayuntamientos de Alaró, Lloseta, Consell, Esporles, Porreres, Petra, Santanyí (en sus campos de Cala d'Or y Alqueria Blanca), Pollença y ses Salines están realizando las obras de colocación de la hierba sintética mediante el sistema de convenio con el club de fútbol, puesto en duda por técnicos municipales. Sin embargo, otro grupo de ayuntamientos como Santa Margalida (en el pueblo y Can Picafort), Binissalem, Montuïri, Algaida, Santa Maria y Artà ya lo tienen instalado y utilizaron el mismo sistema de financiación.

Los secretarios de Alaró, Lloseta y Consell emitieron un informe contrario al convenio con el club para financiar esta obra. Asimismo otros municipios como, Felanitx, Marratxí y Son Servera han desistido de esta vía del convenio ante las reticencias de sus servicios jurídicos y han optado por realizar la inversión vía presupuestos municipales o pidiendo ayudas al Consell de Mallorca. Una prueba de la fiebre del césped que hay en la isla es que el ayuntamiento de Palma invertirá 15 millones de euros en estas instalaciones.

La mayoría de municipios que han optado por la fórmula del convenio son los de menor dimensión que cuentan con presupuestos bajos. Ayuntamientos como Llucmajor, Calvià, Marratxí, Manacor, Sa Pobla o Muro también han instalado césped sintético pero ni siquiera se han planteado financiarlo con un convenio debido a su capacidad presupuestaria.

Alcaldes como Bernat Coll (PSOE) de Lloseta, Antoni Amengual (Independent) de Consell y Antoni del Olmo (PP) de Santa Margalida reconocen que la forma no es la mejor, pero es una de las únicas vías para poder instalar el césped artificial.

En Porreres, tal y como explicó su alcalde, Joan Sastre (UM), se han guardado las espaldas y a pesar de sufragar el campo de césped mediante un convenio con el club han realizado un concurso público para adjudicar las obras. En Esporles, la oposición (PSM-PSOE), con mayoría en el consistorio, ha provocado la paralización de las obras al considerar que la fórmula del convenio no era la más idónea. A raíz de esta moción de Esporles se ha solicitado un informe a los servicios jurídicos del Consell para que dictaminen si se ajusta a la legalidad vigente que el ayuntamiento financie un crédito a una entidad privada.

Los viajes

Un aspecto curioso y coincidente en la mayoría de ayuntamientos consultados por este periódico son los viajes. Las empresas que optan a llevarse la concesión invitan a viajes a París, Valencia, Barcelona, Zaragoza o Madrid, dependiendo de la entidad, a los concejales y alcaldes del municipio donde van a instalar la hierba sintética. El viaje tiene el objetivo de visitar instalaciones de césped artificial y en la mayoría de casos duran varios días, con todos los gastos pagados para los políticos. Uno de los únicos municipios donde declinaron la invitación fue en Porreres. "No sabíamos a qué empresa adjudicaríamos la obra y por ello decidimos no ir. De hecho lo adjudicamos a una entidad que no nos invitó a viajar", señaló el alcalde Sastre.

El pasado viernes en Pollença se aprobaron dos campos de fútbol mediante convenio y el alcalde anunció que aceptarían todos los viajes. El PSOE criticó esta fórmula porque "es un fraude a la ley".