Se traspasa el Bar Junior de Santa Catalina, el último refugio de la clientela local

Después de toda una vida dedicado a la hostelería, su propietario, Jesús María Álvarez, busca jubilarse, aunque eso sí, asegura que echará "mucho de menos a sus clientes"

Nair Cuéllar

Nair Cuéllar

Pocos letreros dicen tanto y suponen tanto emocionalmente como el que cuelga del rótulo del emblemático Bar Junior de Santa Catalina: Se traspasa. Es uno más de la barriada palmesana, pero un establecimiento tradicional menos al que poder acudir. No es un cierre y no es inminente, "hay esperanza" dicen algunos clientes, pero lo cierto es que a sus 67 años Jesús María Álvarez, más conocido por los asiduos como 'Chuso', quiere jubilarse.

Lleva toda una vida dedicado a la hostelería. Gallego de nacimiento, mallorquín de corazón, regentó durante años junto a su hermano el conocido Bar Los Luises, en El Terreno, además de trabajar en el Bar Gallego, en s'Escorxador, hasta que en 2012 su hermano José Luis Álvarez, el fundador del Junior, le traspasó el bar.

"Me tenía que haber jubilado hace un año y medio, pero tenía una empleada a la que le faltaba todavía tiempo para cotizar. Ahora ha podido hacerlo el día 1 y ya me toca a mí", explica a este diario mientras recoge sin parar y sirve a sus clientes, a los que asegura, "echará mucho de menos".

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Bernardo Arzayus

Un establecimiento familiar

La trabajadora de la que nos habla es su hermana. Era cocinera en el Bar Junior, y al acudir al emblemático establecimiento su propietario nos presenta a su fundador, su hermano José Luis. Según cuenta, abrió el negocio en 1978 y decidió darle ese nombre porque tenía un hijo pequeño de dos años. "Vine con el chico y dije, pues así le hago un homenaje, Junior", dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Explica que en 1993 decidió traspasar el bar al mallorquín Juan Reus y que cuando debido a una grave enfermedad falleció, su hermano Jesús María cogió el testigo. Y así hasta hoy.

José Luis apunta con cierta desazón que "hoy en día los herederos no quieren quedarse con los negocios. Los jóvenes no quieren trabajar dieciocho o veinte horas, es así", dice, además de añadir que "el Gobierno tampoco les ayuda a abrir negocios".

Continuidad del negocio

La intención de su actual propietario es traspasar el bar "a alguien español, porque en esta zona hay muchos suecos, italianos...y lo cambian todo", dice. Asegura que ha recibido muchas ofertas por parte de extranjeros, pero que "de momento a estos los tengo frenados".

Su objetivo es claro, quiere que otra familia local continúe con el mismo negocio. Por eso, aunque reconoce tener muchas ganas de jubilarse, deja claro que por el momento no tiene prisa y que esperará para conseguirlo.

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