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Una semana y pico con nuevo alcalde

Una semana y pico con nuevo alcalde | A.F.P.

Una semana y pico con nuevo alcalde | A.F.P. / por Àngels Fermoselle Paterna

Àngels Fermoselle Paterna

Àngels Fermoselle Paterna

Llevo más de una semana leyendo y oyendo las prioridades que tiene el nuevo alcalde de Palma y, por ahora, parece que sabe y quiere afrontar algunos de los problemas que afectan a quienes aquí vivimos.

Ha aceptado la idea de incluir el Civismo en el título de una de sus regidurías y habla sin tapujos de la incompatibilidad de patinetes en los espacios de peatones. Anuncia que las pintadas vandálicas serán perseguidas penalmente si afectan al patrimonio y además ha ordenado un plan para limpiarlas. La limpieza en general también le preocupa y seguirá plantando árboles pero sin jactarse de ello en un contador autopublicitario.

Prefiere autobuses eléctricos y frecuentes a un tranvía para turistas. Quiere hacer realidad un nuevo Son Busquets preservando la huella patrimonial existente, y en la Plaza Mayor plantea un centro de interpretación de la ciudad y recuperar los accesos peatonales. Confío en que se refiera a la Costa des Teatre y que vea en el túnel del tren que va desde allí hasta el Parc de la Mar una oportunidad única, tal y como lleva reivindicando ARCA hace años. También quiere dar tranquilidad a quienes pueden poner pisos en alquiler y no se atreven por miedo a las okupaciones. Sabe que aprobar el PGOU tiene fecha límite y no piensa incrementar alturas indiscriminadamente. Martínez habla de transparencia en su gestión y hablando de transparencia, le gustaría poner algún tipo de estructura que permita que en la Plaza de España se pueda ver un fragmento de muralla de verdad. ¿Recuerdan quiénes lo habían propuesto? Demuestra que sabe escuchar.

Ah, también dice que volveremos a ver policías en las calles y que seguiremos contando con la Defensora de la Ciudadanía. Todo suena bien, de momento.

En mi infancia, estrenar un cuaderno era motivo de secreta felicidad. El placer de comenzar a llenar, con algo propio, un espacio en blanco. Yo intentaba que el tamaño de la letra fuera homogéneo y la dibujaba con lentitud, para que el trazo armónico me hiciera, luego, sentirme capaz y un poco orgullosa. Las primeras páginas solían estar impecables, pero con el paso de los días, la prisa y los despistes inevitablemente dejaban algún borrón que no podía disimular con típex porque, en el caso de que ya estuviera en el mercado, yo no lo tenía a mi alcance. Cuando eso ocurría, al empezar una nueva página, renovaba mi esmero porque ese nuevo comienzo suponía otra oportunidad para sentirme contenta.

Jaime Martínez se ha encontrado con una libreta ya empezada, que lleva errores gramaticales, palabras inconexas y muchos manchurrones, unos físicos (la vergüenza de las pintadas vandálicas) y otros conceptuales.

Será su misión corregir y continuar escribiendo y que las tachaduras, ahora sí, las corrija con típex para que no sea peor el remedio que la enfermedad.

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