Masajes orientales en Palma: Los vecinos de Son Armadans se hartan del barrio rojo y su explosión de nuevas aperturas

Los residentes se movilizan e intervendrán en el último pleno de la legislatura del Ayuntamiento de Palma para solicitar que se veten las nuevas aperturas, y para denunciar los problemas que crea el parking disuasorio de Federico García Lorca, así como el ruido e incivismo que generan los nuevos locales de ocio nocturno

Uno de los locales de masajes chinos de la calle Monseñor Palmer, en una imagen de este viernes

Uno de los locales de masajes chinos de la calle Monseñor Palmer, en una imagen de este viernes / Miguel Vicens

Miguel Vicens

Los vecinos del barrio de Son Armadans, en Palma, se movilizan contra la concentración de locales de masajes chinos en sus calles, nueve en solo 500 metros, la distancia que hay entre el principio de la calle Monsenyor Palmer y el final de Marquès de la Sènia, con dos nuevas aperturas en apenas un mes, y un local adicional en la plaza pintor Francesc Rosselló. Así lo decidieron la noche del jueves en la asamblea celebrada en el Hotel Araxa, "una de las más concurridas de los últimos tiempos", según ha calificado la presidenta de la entidad, Catalina Llompart.

"La gente está muy enfadada por la gran concentración de locales de masajes chinos, así como por la falta de infraestructuras y por los problemas crecientes de incivismo y ruido a consecuencia del ocio nocturno, problemas que desde 2015 se han ido incrementando y que se están cronificando en un barrio que antes era esencialmente residencial", describe. "La proliferación de locales de masajes, abiertos todos los días de nueve de la mañana y hasta la madrugada, ha sido para los vecinos la gota que ha colmado el vaso de su indignación", asegura Llompart.

Todos los locales de masajes chinos están cortados por el mismo patrón. Exagerados rótulos luminosos con colores llamativos, una empleada en la entrada que sale cada cinco minutos a la caza de clientes, especialmente si son extranjeros y enel interior una recepción y un pasillo con minúsculos habitáculos, con la única excepción del primer local que abrió en Marquès de la Sénia, el más grande de todos.

En Monsenyor Palmer los locales se suceden puerta con puerta: cuatro en un costado de la calle y uno más en el otro, en una vía cuyos espacios comerciales están casi al cien por cien dedicados a restauración. Y en Marquès de la Sènia el penúltimo local de masajes que ha abierto sus puertas coincide exactamente con la concurrida parada del autobus, con lo que su entrada en algunos momentos del día queda totalmente oculta tras los ciudadanos que aguardan el servicio de la EMT.

El último local de masajes que ha abierto sus puertas en Marquès de la Sènia, el noveno local en 500 metros

El último local de masajes que ha abierto sus puertas en Marquès de la Sènia, el noveno local en 500 metros / Miguel Vicens

Las quejas llegan al pleno del Ayuntamiento de Palma

Para expresar sus quejas sobre estas cuestiones y trasladarlas una vez más al Ayuntamiento de Palma representantes vecinales de la barriada intervendrán en el pleno de Cort del 27 de abril, el último de la legislatura.

"Por inspecciones que se han realizado sabemos que los locales de masajes chinos tienen todos licencia y sus trabajadoras los papeles en regla", asegura Llompart. "Además, no causan problemas serios más allá de sus enormes luminosos, lo que transforma el barrio es su enorme concentración en tan poco espacio, mientras siguen las aperturas", manifiesta. "Por eso pediremos a Cort se limiten las licencias de aperturas en la barriada, como en la nueva normativa de salones de juego o como les ocurre a las farmacias", detalla. "Es decir, que se regule una distancia mínima entre local y local".

También plantearán al Ayuntamiento de Palma que con la apertura durante las 24 horas del día del nuevo aparcamiento disuasorio de la calle Federico García Lorca, abierto para paliar la pérdida de aparcamientos en el Paseo Marítimo por las obras, se han incrementado las molestias por ruidos y también por incivismo a los vecinos.

"El aparcamiento, que está rodeado de edificios de viviendas, ahora no cierra de noche y el ruido nocturno se ha multiplicado, sobre todo en fin de semana, donde su explanada también se utiliza para hacer botellón que muchas veces se acompaña con la música de los coches", señala Llompart.

Las pancartas de Santa Catalina "Silenci. Respecte y Civisme", ya cuelgan también en muchas fachadas de Son Armadans por la desesperación de los residentes. Y este es precisamente el tercer problema urgente que los vecinos denunciarán ante los responsables municipales, las consecuencias del ocio nocturno y el incivismo en las calles.

"Con las obras del Paseo Marítimo y la reforma de la plaza Gomila muchos negocios nocturnos se han trasladado a Son Armadans, provocando los fines de semana serios problemas de ruido, suciedad y actos vandálicos", explica Catalina Llompart. "Los nuevos locales se concentran principalmente en el primer tramo de la calle Joan Miró, en la plaza pintor Francesc Rosselló y sobre todo en Federico García Lorca", detalla la dirigente vecinal.