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Ciudad segura y pancarta fondo de armario

Imagino la calle Nuredduna sin ningún tránsito, ni autobuses, ni taxis ni nada. ¿Será segura para las mujeres?

Ciudad segura y pancarta fondo de armario

Uno de los lemas más oídos y más controvertidos de las manifestaciones del Día de la Mujer, ha sido el de "Sola, borracha, quiero llegar a casa". Que conste que no es nuevo, digamos que está repe. Pero ha sido estos días cuando ha estado más presente en las polémicas. No me gusta el eslogan porque los equívocos facilitan la crítica gratuita, pero quien quiera entender el sentido real, lo entiende. En realidad se rechaza un único modelo de mujer, se defiende la libertad incluso de equivocarse y se reivindica la integridad física a todas horas y en todos los lugares. En resumen: no lo corearé, no aconsejo el borreguismo de divertirse emborrachándose porque vaya birria de libertad es esa, pero no lo censuraré porque se entiende lo que pretende. Sí censuraré otros que escuché el domingo en la soleada manifa de Palma y prefiero no reproducir. Y sigo sin comulgar con la tirria al amor romántico que parece ser que ahora es el colmo del machismo; pues a mí es el único que me interesa y soy feminista full time.

Lo de llegar a casa sanas y salvas es propio de lugares civilizados y pese a estar en una ciudad teóricamente segura, las mujeres procuramos caminar por lugares no solitarios e iluminados si regresamos tarde. Yo a partir de las 23 horas prefiero ir por Eusebi Estada que por el interior del Parc de les Estacions. Y suelo ir muy cercana a la calzada de coches para que, aunque pasen pocos, me puedan ver. El fantasma de los abusos y las violaciones siempre está ahí para nosotras.

Tengo grabado en mi memoria el ataque que sufrió mi mejor amiga del instituto cuando teníamos unos 13 años. Un tipo la manoseó justo delante de la puerta del Joan Alcover, al salir de clase, ya anochecido. Yo me colgué del brazo del tipo gritando y él se zafó en unos segundos de mí y más tarde huyó. Mi amiga sentía miedo y vergüenza y solo buscaba esconderse en portales, quería fundirse, desaparecer. En realidad quería que no hubiera pasado. No recuerdo si lo explicó en su casa, ni siquiera si se enteró la dirección del Centro. Hace casi 50 años eran otros tiempos, pero días atrás le pasó lo mismo, en nuestra ciudad, a una chiquilla que iba al colegio por la mañana. Ella, confiada, escuchaba música. El abusador la atacó y se comportó como una bestia porque lo debía ser. Hay miedo y con motivos. Pero el centro educativo ha alertado, su familia también y como mínimo la niña no lo sufre en silencio.

Y en todo esto pensaba al imaginar una calle Nuredduna sin ningún tránsito, ni autobuses, ni taxis, ni nada. ¿Será segura para las mujeres? Estaría bien investigarlo preventivamente, quizás haya soluciones mejores.

Mejorar las ciudades, el mundo y sus relaciones es lo que persigue el movimiento feminista. Recuerdo el día en que participábamos como Lobby de Dones en una mani que cuestionaba la sobreexplotación medioambiental y habíamos hecho distintas pancartas de mano con diversos lemas. Una de ellas ponía: "Per un món més just". Mi amiga María José Varela la cogió y dijo: - Para mí la pancarta "fondo de armario". Y con ella se quedó. Efectivamente, quedaba bien en cualquier ocasión. Así era Varela, inteligente, ingeniosa y divertida. Se hace difícil no contar ya con su opinión y su apoyo. Su cariño y su amistad, siempre correspondidos, quedarán en quienes los recibimos.

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