Desde hace varias semanas, grandes placas de uralita y escombros de los derribos ordenados por el Ayuntamiento de Palma se acumulan en Son Banya, al alcance de adultos y niños. Al menos una de las sacas lleva la etiqueta que advierte que el material contiene amianto y que respirar el polvo de este material es peligroso para la salud, al contrario de lo que sostiene Cort. Ante esta situación y también por la destrucción de uralita con una excavadora en las obras del pasado 26 de septiembre, tal como publicó este diario, los vecinos han denunciado al alcalde de Palma ante el juzgado de guardia y han notificado estos hechos a la conselleria de Medio Ambiente y a Inspección de Trabajo para que se paralicen los derribos.

Los vecinos, representados por el abogado Gonzalo Márquez, han exigido al Ayuntamiento el contrato de demolición y el protocolo de desamiantado, documentación que, según el letrado, el consistorio se niega a entregarles. Su intención es demostrar que el Ayuntamiento cometió una ilegalidad al ordenar el derribo de tres casas con la excavadora, sin haber retirado la uralita manualmente antes, y también al abandonar los restos de derribos en el poblado.

Según explicó ayer el abogado de los vecinos de Son Banya (y aportó fotografías para corroborarlo), los residuos de uralita están a la intemperie y en contacto con el agua de una tubería que se rompió durante los últimos derribos, el 3 de octubre, por lo que, en su opinión, el riesgo de contaminación se expande por el poblado. "Vamos a pedir responsabilidades políticas e indemnizaciones", anunció Márquez. "En el momento en que un juez vea la realidad de lo que están haciendo con la gente de Son Banya, va a tener consecuencias", añadió el letrado.

De momento, los hechos se han denunciado judicialmente, y se han puesto en conocimiento del área de Residuos del Govern y de Inspección de Trabajo, donde han denunciado también la falta de información de Cort.

Por parte del consistorio se reitera, sin aportar documentos, que se siguieron los protocolos adecuados y que la uralita destruida el 26 de septiembre, al reanudar las obras con urgencia tras altercados con los vecinos, y sin la empresa especializada en el desamiantado, era "moderna" y "no contenía amianto".

La empresa subcontratada, Adalmo, no pudo justificar ayer por qué hay uralita y trajes de trabajadores (según la denuncia) abandonados en el poblado. Un responsable remarcó que su empresa "ha seguido los protocolos como toca" y derivó el resto de explicaciones al Ayuntamiento.