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Intercambio de ropa tendida

Arquitectives y el Colegio de Arquitectos organizan una colada para reivindicar el espacio público como un lugar de relación con un escenario cambiante

Intercambio de ropa tendidab. ramon

Irene y Luis juegan entre la ropa tendida mientras su madre y unas amigas charlan y cuelgan las prendas que han traído para intercambiarlas por las de otras participantes. La original colada que se celebró ayer en la plaza Frédéric Chopin consiguió lo que querían sus organizadores, el colectivo Arquitectives: Este espacio público en pleno centro de Ciutat se convirtió durante un par de horas en "un escenario cambiante, customizado gracias a una actividad cotidiana que se hacía antiguamente en la calle y servía como excusa para que las vecinas conversasen y los niños se divirtiesen y se escondiesen bajo la ropa limpia", en palabras de Cristina Llorente.

Con motivo del Día Mundial de la Arquitectura, el Colegio profesional y el citado colectivo realizaron la actividad titulada ´Haciendo la colada´. Mostraron con ella que "la calle es un lugar de relación" y los tendederos con variadas prendas se tornan "un ornamento efímero y cambiante" de la vía pública.

Además de la recuperación momentánea de esta antigua costumbre, que ahora se lleva a cabo en la intimidad del hogar, los organizadores aprovecharon para utilizar el espacio urbano como lugar de intercambio, es decir, el trueque de toda la vida.

De 200 pinzas y 33 metros de cuerda colgaban ayer las prendas traídas por los asistentes, sobre todo mujeres. Blusas, camisetas, jerseys, pantalones, ropa de niño e incluso de bebé hicieron que el pasillo temporal colocado en la plaza se asemejase a las estrechas calles de algunas ciudades del sur de Italia, donde sí está permitido tender la ropa en los balcones, a diferencia de Palma.

El original punto de encuentro también parecía un mercadillo vertical, debido a que por cada prenda colgada se podían llevar otra a casa. "Reivindicamos esta costumbre de antaño debido a que, en los tiempos que corren, cuando escasea el dinero, existen otras formas de obtener lo que necesitamos. La crisis es mala para unas cosas, pero buena para otras, ya que está fomentando el intercambio de productos, lo que ayuda a la sostenibilidad", según Llorente. Y a la solidaridad, ya que toda la ropa que nadie cogió fue donada a Cáritas.

La plaza Chopin dejó de ser un lugar de paso y se convirtió en el escenario de una colada. Más de un niño colaboró tendiendo ropa, aunque la mayoría prefirió jugar bajo ella y pintar las paredes del muro con tizas de colores.

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