Roma también tiene su plaza con fuente de las Tortugues -Tartarughe-. Está en la plaza Mattei y es del siglo XVI. Los quelónidos italianos son ociosos. Rematan la escena y se disponen a tomar un baño en la copa de la fuente. Los palmesanos son cuatro esforzados currantes, prácticamente unos esclavos, que sostienen un obelisco de piedra de Santanyí rematado por un murciélago, símbolo de Jaume I. Hay que matizar la primera frase porque Palma nunca ha tenido oficialmente una plaza de las Tortugues. Esta es la denominación popular, la que al final acabará imponiéndose. Ya desapareció el primer nombre que impuso la autoridad municipal, el de Pío XII. Hoy, ni el más ferviente de los monárquicos sería capaz de pronosticar que el de Joan Carles I será eterno.

La plaza es reciente. En la primera mitad del siglo XX no existía, allí encontrábamos una mera confluencia de calles. Nació en los años 50 del siglo pasado, después de que, en aplicación de los planes de reforma interior del arquitecto Gabriel Alomar, se abriera la avenida de Jaume III. La fuente y sus tortugas son muy anteriores. Del año 1834. Tampoco el manantial tenía el nombre popular con que la han bautizado los palmesanos. Al inaugurarse era la fuente de la Princesa porque conmemoraba la proclamación de la futura Isabel II como princesa de Asturias. Remataba el Born en su extremo norte. Curioso que la misma monarca cerrara con una estatua efímera -fue derribada durante la revolución de 1868-, el sur del paseo.

Con la reforma de Alomar fue desplazada ligeramente, apenas unos metros, para facilitar la circulación de vehículos que confluyen desde el Born, Unió y Jaume III. La fuente fue iluminada en los años 30, al estilo de las de Montjuïc, criticaba la revista La Nostra Terra. Para abastecer de agua a los vecinos fue necesario instalar un caño junto a la esfinge con cuerpo de leona próxima a la calle de Jovellanos. La fuente de las Tortugues es uno de los elementos más populares de la ciudad. Los quelónidos pueden vivir 175 años o más. Tiempo suficiente para ver cómo lo popular, el nombre de la plaza, se hace oficial.