Yo también, como Miquel Nadal, debo tener memoria selectiva y por eso me he acordado de repente de la campaña electoral de UM en mi barrio. Salí de casa una tarde camino del supermercado y me encontré un buen puñado de camiones descargando bafles, banderolas, y sillas blancas. Cuando regresé todo estaba colocado, un montaje de narices. Al saber que se trataba de un mitin del hoy poliimputado Nadal, y como por motivos profesionales he asistido a un buen número de actos electorales, flipé bastante por la inversión que denotaba, procesé el dato y chimpún, seguí a lo mío y lo olvidé. Si llego a imaginar que seguramente habré pagado una parte de dicha velada habría bajado a sentarme en una de las impolutas sillas blancas.

Cristina Cerdó, que se implicó mucho en la campaña de su partido en Palma investigada ahora por la justicia por financiación irregular, de momento no habla, pero debería decir si mantiene eso de que se irá un minuto después de Aina Calvo. La posición de la presidenta de Emaya ha quedado muy dañada tras las revelaciones de Miquel Nadal. Qué curioso este hombre, que no tiene problema en cornear a las mujeres de su vida (política).