Opinión | EL DESLIZ

Alves ha hecho un Erasmus

Visto y no visto. El futbolista ha pasado catorce meses en prisión por violar a una joven, y esperará en su casa que se resuelva el recurso contra la sentencia que le condenó a cuatro años y medio

Dani Alves sale en libertat condicional tras pagar la fianza

Dani Alves sale en libertat condicional tras pagar la fianza / Alejandro García

Pues ya estaría lo de Dani Alves. Violar a una mujer le ha costado exactamente catorce meses y cinco días. Qué barato, ¿no? Como dice el refrán, tal día ha hecho un año y a vivir. Gatillazo de la justicia. Hemos visto resacas de una mala noche en el reservado de una disco de moda más prolongadas, la verdad. Y Erasmus más largos, no le ha dado tiempo ni de añadir a su colección el tatuaje de una flor en el culo. Le pegaría mucho. Todo lo que le podía salir le ha salido. Pena mínima de cuatro años y medio por atenuantes, libertad condicional porque yo sí te creo, fianza de un millón prestada por un grupo de amigos y a esperar el recurso. Para qué están el sistema y los colegas, si no es para echar un cable en los malos momentos a los ricos y famosos. Tranquilo, ya irás devolviendo conforme cobres por tus memorias y recuperes algún patrocinador. Salió de la trena Alves con lo puesto, ni una mala bolsa de plástico con una biblia o un libro regalo de su admirado Bolsonaro para pasar el rato. Dicen que toda su ropa, así como el ventilador y la tele que le han acompañado esos meses, los ha regalado a sus compañeros de Brians 2 que se quedan, chao pringaos, no nos ha dado tiempo de conocernos bien. En el paseíllo solo llevaba a su lado lo indispensable, a una mujer, su abogada. Una vez instalado en el casoplón familiar, le llegó un ramo de flores y un paquete de una hamburguesería. Estamos a dos cubatas ver cómo le ponen su nombre a un polideportivo.

Ilustración: Alves ha hecho un Erasmus

Ilustración: Alves ha hecho un Erasmus / Elisa Martínez

Abstenerse los expertos en asuntos de tribunales de explicarnos a las mujeres por qué el caso Alves no se puede interpretar como una burla a todas nosotras, por el artículo tal y cual del código nosequé a beneficio del reo y demás. Entre el punitivismo y esto debe haber un término medio con su miaja de consideración por la perjudicada. Abstenerse los físicos de alegar sobre la relatividad del tiempo, si te parece mucho cuando eres tú quién está encerrado y poco si la víctima es tu hija. Abstenerse las políticas en altos cargos de convencernos de que hacían falta las alforjas del #metoo y del ‘sí es sí’ para este viajecito. ¿Están los depredadores y los asesinos de mujeres a buen recaudo el periodo necesario para que recapaciten sobre la gravedad de sus actos? ¿Y en ese lapso se trabaja con ellos para que tomen conciencia de lo que han hecho? Porque tal vez el repudio social no les alcanza como debería. A dos ejemplos recientes me remito. Primero: El guardia civil de La Manada que violó en grupo a una chica en los sanfermines de 2016 ha enviado una carta a la Audiencia de Navarra en la que propone un plan de pago de 10 euros al mes para indemnizar a la damnificada. Una limosna. Segundo: El asesino de Nagore Laffage, de 20 años, que en 2008 la estranguló en Pamplona tras una brutal paliza por negarse a tener sexo con él, cumplió condena de doce años y medio y ahora trabaja como psiquiatra. Se llama José Diego Yllanes y le ha sido denegada la pretensión de ejercer el «derecho al olvido», para borrar de internet la huella de aquel crimen calificado en su momento como homicidio por varias circunstancias atenuantes, porque, según alega, no se cuenta su historia como toca. Derecho a la memoria selectiva. No sobra el respeto por las víctimas de la violencia machista, vivas o muertas. O vamos mejorando en esto o seguiremos para siempre en segunda división. Las mujeres, no las estrellas del balompié.

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