Injusticia poética

En ciertos episodios de la biografía de Pedro Sánchez hay ingredientes con cierto empaque mítico, como cuando, tras ser defenestrado en 2016 por el comité federal de su partido y entregar de modo voluntario su acta de diputado en lugar de retenerla, inicia, sin dinero ni apenas apoyos, una gira para reclutarlos por España, al parecer a bordo de su Peugeot 407, seguida ya en 2017 de una campaña para recoger avales para competir en las primarias, hasta disponer de más de 53.000 que custodiaría de noche, la víspera de su entrega, el fornido Koldo. Ahí existe material para componer una road movie. Que ahora esa historia sea movida contra Sánchez, aunque no haya el menor indicio frente a él, es un hecho. Pero que el custodio de los avales que lo alzaron llegase a causar su perdición completaría (aunque no sea probable) una bella historia, por supuesto solo desde un punto de vista literario.

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