Mejor bajo las ninfas…

Portada del libro, "Ccon los pies en el aire"

Portada del libro, "Ccon los pies en el aire"

Àlex Volney

Àlex Volney

…o el dios cabrón. Escuchando cómo algunos parásitos piden la muerte avanzada de Francisco. Entre las directrices naturales pavesianas y el apocalipsis gravesiano hay vida inteligente. Estas noches plateadas sobre el Teix, luna y tramuntana el ambiente ha quedado nítido. El recuerdo de cuando el autor de The White Godess puso la única condición de no ser entrevistado por escritores o intelectuales. Hoy esos cuervos, también, piden a gritos no ser dirigidos por el primer ministro del Evangelio. «Vivimos en España, donde la gente no lee nada…», dijo Robert Graves que a la vez quería que los poderosos lo dejasen tranquilo. Estas palabras resuenan entre los graznidos de los que no conocen, para nada, la fuerza que da cuerda al reloj volteriano. Órdago de sotanas que evoca, de pronto, al infame padre Satanasio. La literatura como salida y sinónimo de vida para atenuar los ladridos.

El autor de Yo, Claudio contaba que su padre y el padre de su padre habían sido escritores y que ya iba siendo hora de romper la tradición y que el suyo ya le indicaba que mejor era ser profesor. En la entrevista se alegraba de que ningún hijo suyo siguiera sus pasos. No quería, para poder abrirse del todo y hablar de la esencia de la literatura, tener de interlocutor a alguien de su gremio y no aceptó a académicos o autores, pero aceptó ser entrevistado para la Redbook de Nueva York y la entrevistadora fue la actriz Gina Lollobrigida que estaba entusiasmada de tener delante a alguien tan ajeno a su mundo. Por un momento la diva cayó en lo fácil y ofreció una pregunta muy común para desembocar en una respuesta no tan esperada: «Creo que es algo perjudicial el hecho de que hoy en día no se lea poesía», a lo que el bardo de la Diosa Blanca contestó: «¿Y sabe usted por qué? Pues porque los poetas no están haciendo bien su trabajo... La única poesía válida es la poesía que nace del poeta reflexionando con su Musa», en un todo de imagen arquetípica femenina de esta diosa bipolar: buena/mala, joven/vieja, santa/puta, que en Mallorca Graves encontró. La auténtica guía se encuentra en el agotadísimo título de P. de Montaner: Robert Graves en el huerto de los naranjos: La Mallorca mítica y mágica Gravesiana. Para él la mitología griega contemplaba el mundo bajo el dominio de la diosa triforme. El historiador y conocedor de la vida social literaria desde todos los ángulos de nuestro mar definió al autor británico como el auténtico faro, de inquietante luz espiritual, que desde Mallorca atrajo a autoras y autores de todo el mundo. Este ensayo es la auténtica guía para comprender la mítica concepción de la isla del inquilino de Ca n’ Alluny. «La sabiduría viene de la mujer, se refleja en el hombre y él la incorpora a la poesía. Los poetas son hombres dignos de sus musas». G.L.: «Es algo que no es fácil de encontrar en estos días. Un hombre que sea un hombre». (1963) R.G.: «...eso es lo que no funciona en la poesía de nuestros días. Pocos poetas son hombres y, encima, muchos pretenden ser mujeres». Derivará, la entrevista, al sexo y el dinero como ejes de la sociedad americana y sobre la maternidad y paternidad cuando los progenitores son famosos como lo eran Lollobrigida y Graves y los efectos en su descendencia. El amor y el honor…

Graves termina prestando una nueva introducción para comenzar los relatos al contar cuentos a los más pequeños y todo por desplazar el «Érase una vez…» por el que él había heredado: «Y así, el viejo jardinero, sacando su pañuelo rojo del bolsillo y sonándose la nariz…» todo lleno de reminiscencias sufíes como en su Gran libro verde. De todas formas para acabar regalando a la actriz el poema No duermas: «aunque yo más quisiera volar por la ventana/ y posarme en la rama más erguida en el cielo,/ ser posible aliado de las aves alertas».