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La fragmentación política

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. / José Luis Roca

Antonio Tarabini

Antonio Tarabini

Mi reflexión no se refiere a nuestra Comunidad, aunque vivimos tiempos políticos complejos. En tiempos de fragmentación política, la gobernabilidad y la estabilidad resultan difíciles. En el caso de que Junts no vote la propuesta referida a la Amnistía sin mayoría absoluta, el PP podría obligar un gobierno de coalición progresista, en minoría, presidido por Pedro Sánchez. Pero no compartir con el PP, tal como lo propuso su líder.

¿Qué entendemos por gobernabilidad? En teoría contar con una mayoría parlamentaria debería posibilitar los órganos constitucionales del Estado (y muy especialmente el Gobierno) puedan constituirse de manera regular y sin demoras conflictivas, que puedan ejercitar sus atribuciones de manera igualmente regular sobre otros órganos (el Parlamento, el Tribunal Constitucional) y sobre otros niveles (las Comunidades Autónomas). Pero tal gobernabilidad no está garantizada en un contexto de fragmentación política. Las derechas siguen bloqueando los urgentes cambios en las Instituciones del Poder Judicial, y convirtiendo el Parlamento en un espectáculo, en un gran circo.

¿Qué entendemos por estabilidad? Estamos viviendo, malviviendo, unos tiempos confusos y repletos de incertidumbres. La inflación dificulta el discurso y el quehacer del gobierno. La inflación repercute en los costes empresariales y familiares (coste de la vida, coste energético, materias primas…). Los salarios vigentes significan el quebranto del poder adquisitivo. Esa subida de precios sin alzas salariales es el caballo de batalla de los sindicatos, con la comprensión del Gobierno y el rechazo de la patronal. Las espadas están en alto con la demanda sindical de una subida y una cláusula de revisión salarial a finales de año. Estabilidad y equilibrio para trabajadores y empresarios, son las consignas repetidas que no llegan a ninguna parte. La creación de empleo, a pesar de los esfuerzos realizados, sigue siendo asignatura pendiente como acaba de recordarnos la UE, junto a la deuda pública y privada. El acceso a una vivienda y a los servicios públicos básicos (educación, sanidad…). Sin pasar por alto la imprescindible reforma fiscal.

Simultáneamente el clímax sociopolítico se ha enrarecido. El novedoso líder popular Núñez Feijóo, sin proponer alternativas más allá de la bajada de impuestos frente a los graves problemas de índole socio/económica que nos afectan, intenta deslegitimar al actual Gobierno de coalición (y de paso a la propia democracia parlamentaria), aludiendo a una supuesta ineficacia y debilidad. Su estrategia y táctica están aducidas de la Presidenta madrileña, Díaz Ayuso, con ítems cercanos a la extrema derecha representada por Vox. Siguiendo la estrategia y táctica de la ultraderecha francesa conquistando el voto de los trabajadores, las clases medias. «Yo no puedo votar a la izquierda porque estoy a favor del trabajo. La derecha es la que defiende el valor del trabajo, y la izquierda defiende la asistencia social» (sic). Ahora toca a los efectos de la Ley del «solo sí es sí» y la reforma del Código Penal».

Esta complejidad sociológica y politológica explica el enconamiento estratégico en el que han caído determinados poderes.

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