El mundo en 2024

Donald Trump, durante su campaña.

Donald Trump, durante su campaña. / Al Drago / Bloomberg

Antonio Papell

Antonio Papell

Richard Haas fue director de Planificación de Políticas del Departamento de Estado norteamericano y adquirió notoriedad internacional cuando fue enviado especial del presidente George W. Bush a Irlanda del Norte y más tarde Coordinador para el Futuro de Afganistán. Abunda en los medios con artículos prospectivos, que, sin pretensiones adivinatorias, ofrecen valiosas herramientas para el análisis, y el pasado 2 de enero publicaba un trabajo, El mundo en 2024, en el que recoge los hitos previsibles del periodo. Y tan significativo es lo que cita como lo que olvida, en un equilibrio típicamente norteamericano y conservador.

Haas destaca que, como es obvio, el suceso previsible más importante del año será las elecciones norteamericanas de noviembre. Si se mantienen las tendencias actuales, lo más probable es que las gane Trump – «su política y su personalidad combinan mejor con esta hora populista»- aunque con una Cámara de Representantes demócrata. Aunque todo puede cambiar en la práctica, ya que, si Trump es relegado por los tribunales, no es descartable que Biden también renuncie y los demócratas elijan a su sucesor, que no será la fallida vicepresidenta Kamela Harris. De cualquier modo, a medida que se aproxima la consulta, la sociedad americana recuerda con mayor énfasis la plena institucionalización de su política. Es decir, que el sistema de frenos y contrapesos –checks and balances- funciona en USA a la perfección, y ningún desequilibrado podría desencadenar una tragedia o un disparate.

Posteriormente, Haas pasa revista a los episodios electorales principales: el pasado sábado se celebraron elecciones en Taiwan, una carrera a tres bandas en la que ha triunfado el candidato presidencial del gobernante Partido Demócrata Progresista; ninguno de los tres aspirantes planteaba la independencia de la isla. En marzo, habrá elecciones en Rusia, en las que inapelablemente ganará Vladimir Putin (no hay lugar para la sorpresa). En junio, las elecciones serán en México, donde Andrés Manuel López Obrador cederá el testigo a una mujer, ya que mujeres son los dos principales candidatos, ambos izquierdistas no muy distantes de la posición de AMLO. La sucesión, en este caso, puede ser interesante para España ya que López Obrador no ha sido muy amistoso con nuestro país, al que atribuye absurdos tics coloniales. No se acaba aquí la nómina de consultas ya que se estima que 4.000 millones de personas en más de 50 países (casi la mitad de la población mundial) votarán en 2024 en elecciones de carácter nacional. Es muy llamativo que el artículo de Richard Haas no mencione en su breve compendio de hitos políticos las elecciones europeas de junio, cargadas de incógnitas y de una importancia creciente a medida que se afianza y progresa la integración europea. Este «olvido» nos obliga a reflexionar sobre la escasa entidad de esta cuasi federación, que tan poco cuenta internacionalmente, para llegar a la conclusión de que si no se avanza, las plusvalías aportadas por el oneroso proceso serán irrelevantes.

Capítulo aparte en el recuento merecen las dos guerras abiertas en Ucrania y en Palestina. De momento, aquella está estancada y no parece que pueda evolucionar rápidamente; y en Israel no se ven tampoco los horizontes. Netanyahu está en la cuerda floja y su gobierno no resistirá mucho tiempo tras la completa ocupación de Gaza, que no será sostenible… El reto consiste en evitar la extensión del conflicto y en orientarlo hacia la solución de los dos estados.

Haas piensa que no habrá cambios en las relaciones entre China y Estados Unidos, aunque el retorno de Trump beneficiaría probablemente a Pekín. China está pendiente de su economía y su principal necesidad es que se mantengan los mercados abiertos.

Al margen de la política pura, hay otros asuntos de calado político que harán de 2024 un año apasionante. Pocos creen que la COP 29 en noviembre en Azerbayán ofrezca grandes resultados, pero se trabaja para avanzar. Además, los grandes temas mundiales serán la lucha contra los grandes monopolios (USA contra Google y Amazon; la UE contra Apple), la regulación de la Inteligencia Artificial y los avances en generación limpia y descarbonización. Bien poca rutina, en fin, para un mundo dinámico y cambiante, repleto de riesgos y de oportunidades.

Suscríbete para seguir leyendo