Al Azar

Un informe PISA para adultos

Estudiantes universitarios a la entrada de la facultad.

Estudiantes universitarios a la entrada de la facultad. / EFE

Matías Vallés

Matías Vallés

Los adultos españoles están indignados, y les sobran los motivos. Resulta que los adolescentes españoles son tontos, por abreviar. Según el sabelotodo informe PISA, estros niñatos no saben leer ni sumar, mucho menos escribir o multiplicar. Los cachorros son la vergüenza de sus mayores, de las generaciones que han copado prácticamente el Nobel de Literatura, que han inundado las aulas universitarias de científicos también galardonados en Suecia, que han desarrollado en plazo récord las vacunas contra el coronavirus, que han convertido a España en un ejemplo de sensibilidad medioambiental. Y así sucesivamente, sin necesidad de detallar los éxitos en la Champions.

Por calles y plazas, los adultos pasean con un libro en las manos, cuando llevan cascos es para mejor escuchar a Mahler. Comparen con la situación desesperante de los Menores Españoles No Acompañados, incapaces de separarse de su móvil como si extrajeran del artilugio su fuerza nutricia. El sectarismo del informe PISA le lleva a concentrarse en los estudiantes, por el atávico odio antiespañol, conscientes sus impulsores de que el talón de Aquiles del país más culto de Europa se halla en las nuevas generaciones. Frente a la estolidez de sus crías, los adultos demuestran su compromiso cultural premiando a películas ejemplares como 20.000 especies de abejas. La han visto en cines 160 mil personas, que son la práctica totalidad de los residentes mayores de 25 años. Y si solo figura en el número ochenta de la recaudación de 2023, es porque seis millones de malditos teenagers pierden el tiempo con Ocho apellidos marroquís.

Los insignes pedagogos han elevado a España a la cumbre de la incultura emocional. Sin embargo, el empobrecimiento criminal de los actuales alumnos desnortados no debe eclipsar en ningún caso el sublime grado de conocimiento letrado y numérico que alcanzaron sus mayores, y que ahora se está dilapidando. Urge elaborar por tanto un PISA rehabilitador para adultos españoles, donde la prueba de comprensión lectora puede consistir en analizar una página del informe inicial. Aguardemos con ansia los reconfortantes resultados.

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