OPINIÓN

El PP oculta la corrupción

Fachada principal del Ayuntamiento de Campos, bajo la picota de la Oficina Anticorrupción.

Fachada principal del Ayuntamiento de Campos, bajo la picota de la Oficina Anticorrupción. / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

La Oficina Anticorrupción debe cerrarse por haber sido incapaz de localizar en siete años un solo caso de corrupción del Pacto de Progreso, incluido el robo de vacunas de la covid. Sin embargo, es indecente que la institución inútil sea desmantelada por el Govern del PP, en tanto principal protagonista de la investigación llevada a cabo en el polígono de Campos.

Un acusado de prevaricación por la Oficina es socio del padre de Marga Prohens, y fue oportunamente promocionado a director general, un clásico del PP para apaciguar a sus cargos atribulados. También Sebastián Sagreras era alcalde de Campos y de su polígono, antes que portavoz en el Parlament.

Si la disolución de Anticorrupción es tan urgente, sorprende que esa extinción no figurara en los 110 puntos que pormenorizan el Acuerdo de Gobierno PP/Vox, suscrito por el propio Sagreras. El locuaz portavoz tampoco firma la propuesta de ley, ni se había referido en ninguna ocasión a la desaparición de una Oficina a la que Gabriel Le Senne prometía incluso un presupuesto para 2024. La investigación por prevaricación era conocida en Campos, mejor mantenerse al margen.

El PP balear, campeón mundial en la categoría de conductas delictivas y que todavía tiene a consellers en prisión, oculta ahora cuidadosa y piadosamente la corrupción. Reafirma así las sospechas, pero olvida que no tiene nada que temer de la actual fiscalía Anticorrupción.

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