Tribuna

No es país para niños

Antoni Canyelles Capellà

Antoni Canyelles Capellà

Leo que una nueva compañía aérea alemana llevará en breve más aviones a Mallorca. Hasta aquí todo normal, si no fuese porque sus vuelos serán sólo para adultos. Es decir vuelos sin menores de 16 años de edad a bordo, pues según dice la propia compañía es para aquellos pasajeros que quieren «tranquilidad y para evitar que sufran las molestias que puedan ocasionar los niños».

Con esto, termino de tener claro que hace ya un tiempo que abandonamos los valores cívicos más básicos para convivir en comunidad y, mucho más aún, renunciamos a buscar la mejor de las sociedades posibles.

Recuerdo haber leído también la historia de una mujer que viajaba sola con su bebé a bordo de un avión y ésta dejó antes del despegue un obsequio y una nota para cada uno de los pasajeros, pidiendo disculpas de antemano por las molestias que muy probablemente causarían los llantos del pequeño pasajero que imagino no estaba permitido dejar en la bodega. ¿Cómo hemos llegado hasta este punto? Donde una parte fundamental para que no nos extingamos y haya reemplazo en nuestra especie es vista como un estorbo.

Lo de los aviones sonaría a anécdota y estrategia de marketing si no fuese porque de la misma manera están proliferando por igual los hoteles solo para adultos, en Mallorca hay ya bastantes, lo acabo de comprobar. Podemos seguir con restaurantes, peluquerías, cines y quién sabe si tal vez a este ritmo surjan hospitales privados que no hospitalicen a niños, no sea cosa que pudiesen molestar a las habitaciones de los adultos recién operados de cirugía estética o injerto capilar.

Tal vez sea oportuno, ¿o no?, recordar que España tiene las tasas de natalidad más bajas de Europa y en nuestra Comunidad la tasa de nacimientos sigue cayendo en picado desde hace ya años. Parece que no somos conscientes de las consecuencias de esta crisis demográfica. La baja tasa de natalidad contribuye al envejecimiento de la población, ya que la proporción de personas mayores aumenta en relación con la de jóvenes. Todo ello a modo de dominó tiene efectos sobre muchos otros planos económicos y sociales, pues hace tambalear los pilares de nuestro maltrecho estado de Bienestar. El resultado es un cocktail, (no sé si explosivo) pero, socialmente hablando mucho más costoso del que se sirve a bordo en segunda clase, pues conlleva una mayor presión sobre los sistemas de seguridad social y pensiones. Hay menos personas trabajando y cotizando para sostener a la gran masa de población jubilada que sabemos vivirá muchos años. De acuerdo con las proyecciones oficiales del Instituto Nacional de Estadística, en 2035, la esperanza de vida al nacimiento en España alcanzaría los 83,2 años en los hombres y los 87,7 en las mujeres.

Aristóteles y otros grandes filósofos clásicos, se esforzaron para imaginar la mejor de las sociedades posibles, construidas sobre importantes valores cívicos y morales como garantía de continuidad generacional. Hoy parece que a nuestra sociedad lo que nos preocupa más es no sentir golpecitos en el respaldo del asiento o escuchar los tan molestos llantos de la prole. Pista libre para el trayecto de Hannover-Palma de Mallorca, que auguro será un plácido vuelo. El primero restringido solo para adultos que aterrizará en nuestra preciosa Ciudad de Palma, declarada no hace mucho amiga de la Infancia por UNICEF.