Tribuna

Mª José Massot y Jesús Fernández

Reconocimiento a dos personas que nos han dejado

Lluís Ramis de Ayreflor

Lluís Ramis de Ayreflor

Como decía en mi anterior artículo, las personas son complejas y completas, por lo que no debemos etiquetarlas. El homenaje que hoy quiero dedicar a dos de ellas es un ejemplo claro, ya que a la primera la etiquetamos en el mundo de la cultura y a la segunda, en el de la finanzas y empresa, pero ambas eran personas con muchas más facetas y la conversación con cualquiera de las dos podía derivar a cualquier campo con criterios y valores. Tampoco hablaban a la ligera y siempre enriquecían el diálogo.

El caso de Mª José Massot Ramis de Ayreflor es espectacular, ya que las trágicas causas que rodearon su fallecimiento, precedida de una desaparición debido a su enfermedad, impactó en la sociedad.

Ésta ha sido la causa que ha permitido que muchas personas que no conocían nada de ella sepan ahora de su persona y obra ya que, de no haber sido así, posiblemente no hubiera tenido la repercusión pública que hubo por parte de medios de comunicación, articulistas, políticos y personas anónimas que voluntariamente colaboraron en su búsqueda.

Todos ellos han valorado la figura de una funcionaria del ayuntamiento de Palma sin pretensiones pero que destacó siempre en el departamento de cultura, su faceta de investigadora, de escritora sobre la evolución de muebles de las casas señoriales en Mallorca, entre los siglos XIII y XIX —información que hoy resultaría muy difícil de recopilar—, de defensora de nuestro patrimonio de forma activa a través de Arca, y en los últimos años su implicación social de manera personal y a través del club Rotary Mallorca al que pertenecía.

Mi homenaje es, por ello, a Mª José y a todas las mujeres que como ella trabajan honestamente y realizan aportaciones a la sociedad de forma altruista defendiendo unos valores como ella hizo, sin buscar nada a cambio, y que nos pasan generalmente desapercibidas. Esta es la verdadera sociedad civil que levanta este país.

En el caso de Jesús Fernández, un perfil distinto al anterior, se trataba de un hombre conocedor del sistema financiero y del mundo empresarial, especialmente pymes y autónomos, con una gran capacidad para escuchar y hablar, y que afrontó retos constantes desde que se hizo cargo de Isba.

En estos más de 20 años, a nadie se le escapa que ha cambiado mucho el modus operandi de las entidades financieras, y una muestra es que todos los bancos han cambiado sus directores en Baleares para adaptarse a los nuevos tiempos. En su caso, supo adaptarse, anticipándose a las problemáticas que venían, y convencer a su consejo de administración de las medidas a tomar.

En su primera época con Luis Moyá de presidente, el objetivo fue profesionalizar al máximo la gestión y centrar los objetivos en pymes, abandonando grandilocuentes proyectos, y saneando la entidad. Luego, se centró en una fase de expansión y difusión para que sus ayudas a la financiación mediante el soporte del Govern Balear fueran conocidas y las mismas empresas las solicitaran a sus entidades financieras; se trataba de tomar la iniciativa y no de que los bancos o cajas llevaran a Isba las operaciones dudosas. En aquella época, la presidencia la ostentaba Fernando Marqués, un buen relaciones públicas, y Jesús Fernández supo ver lo que fue determinante: crecer en «Core capital» para mantener coeficientes de solvencia altos.

Cuando llegó la crisis financiera del 2008 y caían otras S.G.R de España, Isba Baleares se mantuvo a flote por esta política de expansión diversificada, pero manteniendo la solvencia, y en un contexto en que algunas entidades financieras relevantes en Baleares acudían a fusiones para intentar salvarse, sin conseguirlo.

La penúltima prueba es que, con la pandemia del covid, tomó rápidamente iniciativas que respaldó el Govern, para ayudar a hacer frente a la situación de falta de liquidez.

El último gran paso que dio Isba por la implicación exclusiva de Jesús es que lideró los programas Aquisgrán, empezando a actuar ya como entidad financiera con fondos europeos, sin tener necesidad de apoyarse en las entidades financieras.

Por todo ello, mi gratitud a un hombre polifacético y que supo conjugar mundos tan distintos como el financiero, el empresarial y el político, otro miembro de la sociedad civil destacable.