Luz de peligro en la exportación

No es real que las ventas de bienes al exterior hayan alcanzado un máximo histórico, como dice el Gobierno

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

La fortaleza de las exportaciones españolas de bienes ha sido un pilar básico para la recuperación de la economía española después de su hundimiento por la crisis sanitaria. Su vigor durante 2022, además, resultó esencial para atenuar los efectos de la crisis de precios energéticos que provocó la guerra en Ucrania. Pero casi de pronto se han encendido las luces rojas.

Los datos sobre comercio exterior publicados esta semana muestran que las exportaciones han crecido un apetitoso 4,7% en el primer semestre del año alcanzando un nuevo récord «histórico», como se encargó de subrayar el Ministerio de Comercio y Turismo en su nota de prensa.

Pero es un espejismo. Si se descuenta la subida de los precios, lo cierto es que las ventas al exterior han caído: en volumen, la exportación de bienes ha bajado el 2,2% en la primera mitad de año, según los datos del propio Ministerio, en un contexto de ralentización de las economías de los principales socios comerciales de España.

No es solo que no sea real el récord de exportaciones que pretende vender el Gobierno; es que el volumen de ventas al exterior ya está por debajo del que había antes del estallido la crisis sanitaria.

Ya en el primer trimestre del año, el volumen de las exportaciones de bienes (sin contar el turismo) dio un primer susto con un inesperado retroceso real del 3,6% que acabó lastrando el crecimiento del conjunto de la economía española. En el segundo trimestre la tendencia ha ido a más. Las luces rojas ya no pueden deslumbrar más.

«Estos datos pueden ser el preludio de una importante ralentización del crecimiento económico en España», ha advertido el Club de Exportadores e Inversores de España. Y es que la caída de las ventas al exterior de bienes acabará afectando a una industria para la que ya se augura un periodo de recesión en la segunda mitad del año.

Sirve de poco consuelo que a otros socios europeos aún les vaya peor. Suerte que el impulso desbordante del turismo podrá seguir salvando, una vez más, las cuentas del sector exterior.

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