Tribuna

Las otras hijas

Víctor Robles

Quienes entienden del tema defienden que las campañas electorales tienen que servir para tensionar las emociones del electorado. Somos seres racionales, pero a la hora de votar nos mueven las emociones. Quizás, será por eso que la candidata de Podemos metió en la brega de un debate electoral a la hija de Marga Prohens, a lo que ésta respondió airada.

Desde el profundo respeto por la familia de la presidenta in pectore, yo voy a hablar las otras hijas, o de las hijas de otras. De las hijas lesbianas, trans, bisexuales e intersexuales. De los hijos y de les hijes también. Y de quienes son hijos, hijas e hijes de familias diversas.

Efectivamente, voy a hablar de política y de derechos LGTBI+. De eso va este mes en que los logos de tantas empresas mutan a su versión arcoíris tomando como referentes de la diversidad a personas tan poco normativas como Cristina Pedroche (¿?). Entiéndase la ironía.

El día 28 de junio, y todo este mes por extensión, están marcados en el calendario para recordar la reivindicación de la libertad y la igualdad de todas las personas independientemente de su orientación afectivo-sexual, su identidad de género, su expresión de género, y también de cómo sea su familia. Pero esta reivindicación es una lucha diaria, ya sea en el metro de Barcelona, en la ópera en Sevilla o en una boda de estrellas del fútbol.

Por eso, como un instrumento más de transformación social, desde hace siete años, en las Islas Baleares contamos con una norma que pretende hacer efectiva y garantizar la igualdad de lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales. La ley 8/2016 ampara los derechos de estas personas y los de sus familias, también incluso a pesar de sus familias.

Fue algo muy natural por parte de la señora Prohens reaccionar para proteger a su pequeña. Cualquier madre lo haría. O no. Hay familias que rechazan a sus hijos, hijas e hijes por salirse de la norma, de lo que esperaban de ellas. Y como decía, a pesar de sus familias, la ley les protege. Marga Prohens lo sabe muy bien.

Ella estaba allí cuando se debatió y se votó esa ley. De hecho, votó a favor como lo hizo su grupo parlamentario. Supongo que porque entendía bien esa necesidad de proteger a quien lo necesita.

Ahora todo eso está en el aire. ¿Los derechos, la protección, la libertad de las personas LGTBI+ de esta comunidad autónoma, valen la silla de El Consolat?