Con la cautela propia de estos tiempos volátiles, la World Travel Market (WTM) deja un horizonte de optimismo razonable en el negocio turístico balear, que se ha visto empañado por la negativa repercusión mediática y los excesos electoralistas. Tras la feria de Londres se respira cierta satisfacción empresarial de cara a 2023 al sellarse acuerdos con los turoperadores del segundo mercado emisor de las islas que contemplan subidas de tarifa del 5 al 10%. Estos incrementos, si bien no cubren los actuales índices de inflación, evidencian la fortaleza del destino y aportan un cierto margen para atender agujeros pandémicos, mejoras salariales e inversiones que garanticen la pervivencia de un destino líder.

Existe un consenso mayoritario sobre que Balears no debe acudir a las ferias con la red de arrastre a pescar todo lo que entre, cuando hay una percepción generalizada de saturación, especialmente agudizada en la temporada alta que, además de agravar la sobreexplotación de recursos, redunda en una pérdida de imagen. Eso no significa que las islas tengan que abandonar la promoción, como ha planteado el mismo Més que acudía a los fastos con pajarita cuando gestionaba Turismo. A la feria se va a ventas, no a votos. El altavoz de estos foros ha de aprovecharse para hacer marca, para trasladar al mercado la singularidad y los avances e incidir en los segmentos de demanda más convenientes, en términos de sostenibilidad y de rentabilidad económica y social.

A Londres se acudió con el discurso del crecimiento en calidad y no en cantidad, de apuesta por la temporada baja y de combate al turismo de excesos, una labor que cuenta con la colaboración de los bobbies, los agentes británicos que cada verano patrullan los puntos calientes del desfase. Varios tabloides del país -The Sun, Daily Express y Mirror- han trasladado a la opinión pública la conclusión de que «los británicos no son bienvenidos a Mallorca» a partir de las declaraciones poco afortunadas imputadas a la directora insular de Turismo, Lucía Escribano, y en el caso del Daily Express, también de empresarios, que no se identifican. El Consell acusa a los medios de «tergiversación», mientras que la periodista de The Sun, Lisa Minot, sostiene que, en su caso, corresponden a «citas directas» anotadas en un cuaderno de una entrevista a Escribano donde «hubo testigos». El sector hotelero y la oposición dan credibilidad a los tabloides y acusan a los responsables políticos de provocar un «daño incalculable». La feria turística convertida en ring de la precampaña electoral y en despropósito comunicativo. Una oportunidad perdida para transmitir en positivo a los británicos, con las palabras precisas, que administración y sector trabajan de la mano en el afán de que sigan disfrutando de una gratificante experiencia durante sus vacaciones en Mallorca.