El calendario anual de las Islas Baleares está repleto de fiestas que tienen un claro origen payés. Me atrevo a decir que prácticamente todas tendrán su vinculación con ritos, tradiciones o hechos culturales relacionados con el mundo de la payesía. Es algo que toda la sociedad sabemos o al menos nos imaginamos. Se me ocurre por ejemplo la Fira de Sineu que es la feria agrícola y ganadera más antigua de Mallorca y una de las más antiguas de España. Se celebra el primer domingo de mayo y su historia se remonta nada menos que al año 1318. La Fira Agrícola y Ramadera de San Joan que se celebra el cuarto domingo de cuaresma. El Dijous bó de Inca. El Grito de las Pitüises, reconocido como patrimonio inmaterial y que recuerda una forma de comunicación con la que antiguamente los jóvenes payeses expresaban alegría, burla o desafío. Todas recuerdan el importante peso que tiene la cultura payesa en lo que somos.

El jueves pasado en el marco de las Festas de la Beata de Vilafranca de Bonany, se celebró la Festa del Batre o la Festa de la Collita, me dijeron cuando me invitaron. La fiesta se convoca hace ya algunos años y siempre el último jueves de julio. De alguna forma, se celebra el fin de la cosecha del cereal. No por nada le llaman otros la Fiesta de los Cerealistas. La fiesta congregó a unos 600 payeses y unas 20 enormes e imponentes cosechadoras. Todo un alarde de poderío. Ya les digo que mover 20 cosechadoras desde todos los puntos de la isla no es nada fácil. Es algo así como remarcar que «Estam fotuts, pero no tant». Los visitantes pudieron montarse en las cosechadoras, y después de un copioso almuerzo de hermandad, marcharon como en procesión hasta una finca donde hicieron una demostración real y sin fanfarrias de lo que son labores agrícolas. Sentí mucho no poder participar porque creo que además, me invitaron con gusto y no por compromiso. Participaron otros compañeros de la Conselleria y me fueron llegando fotos de unos y otros. Era una expresión clara de #OrgulloPayes que tanto necesitamos. Pero saben por qué me gustó especialmente lo que vi en las fotos, pues porque lejos de colocar al payes para la fiesta segando trigo con una hoz como antaño, se mostró la labor agrícola tal y como es en la actualidad. Con una cosechadora, alguna de ellas robotizada y digitalizada.

La verdad es que las dos cosas son necesarias. Las fiestas tradicionales son el más claro elemento de patrimonio cultural de cada pueblo y en el marco de las fiestas, es positivo y necesario conocer y mostrar cómo era la forma en la que se desarrollaban las labores agrícolas hace un siglo. Pero también tenemos que reinventar otras maneras de celebrar y valorar las labores agrícolas tal y como se desarrollan en la actualidad porque necesitamos urgentemente proyectar a la sociedad cual es el modo de vida agrario de ahora y del futuro próximo. Tenemos varios ejemplos similares al del pasado jueves. Se me ocurre la misma Festa del inici de la verema 2022 que el próximo 11 de agosto convoca la DOP Pla i Llevant o la Diada de la Agricultura Ecológica que cada año se celebra en Porreres y que es una buena muestra de cómo evoluciona la producción ecológica en la isla.

Al final, el #OrgulloPayes se transmite a través de lo que somos y de lo que hacemos. En este punto lo principal es continuar mostrando que el principal aporte a la sociedad es sin duda es la producción de alimentos y además, la gestión del paisaje y del territorio. La gestión de los ecosistemas agrarios se hace manteniendo el olivar o los almendros, y también manteniendo el Pla cerealista. El #OrgulloPayes se muestra también a partir de la maquinaria, herramientas, y utensilios que se utilizan, y de las labores que con ellas se realizan para cumplir con el destino social y económico de una clase campesina que sin duda existe y de la cual hablaré en la próxima tribuna semanal. Buen verano y si tienen ocasión de disfrutar de alguna de las fiestas tradicionales de la Part Forana, busquen los símbolos del #OrgulloPayes.