Estamos a mitad de verano y los atascos no dan tregua. Una realidad que se repite en Palma con cada temporada turística, pero que esta ha empeorado más si cabe. El aumento de coches es más palpable que nunca, en especial en una ciudad en la que no se ha invertido en proyectos de movilidad en los últimos siete años. Porque Hila y el PSOE no acaban de llegar a Cort, llevan dos legislaturas al frente del Ayuntamiento. Y ahora, a un año de las elecciones, pretenden sentenciar a Palma con un Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) improvisado y que no soluciona los problemas de la ciudad.

El propósito de un PMUS no es otro que el de lograr un sistema de movilidad sostenible al servicio de un modelo de ciudad. Por tanto, lo primero que ha de tener claro un ayuntamiento es, qué modelo de ciudad quiere. El problema de Hila y del PSOE es que no se plantean cómo debe ser Palma de aquí a cinco, diez o quince años. No hay una perspectiva de futuro ni ambición por lograr que nuestra ciudad vuelva a ser la mejor del mundo para vivir.

El PMUS de Hila es un conjunto de improvisaciones, carencias, defectos de forma y oportunidades perdidas. Y nos preocupa. Me preocupa que el Plan de Movilidad que marcará el camino que debe tomar Palma de aquí a 2030 contenga contradicciones y esté hecho de espaldas a la ciudadanía, a los sectores económicos y al resto de las instituciones. Porque, como ya hemos visto con el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el PSOE vuelve a optar por el nulo consenso y el oscurantismo.

Me preocupa que la redacción del PMUS carezca de toda metodología, que no exista planificación y que el Plan no cuente con informes y estudios que lo avalen. Esta última, una cuestión capital que ni siquiera se debería producir, como tampoco deberían existir discrepancias entre el PMUS y el PGOU. Ello saca a la luz que no hay coordinación entre las distintas áreas del Ayuntamiento. Algo que ya hemos visto con la crisis que hace unas semanas puso de manifiesto que Cort es un bajel sin capitán ni timonel.

Ahora bien, de todos los defectos de forma con los que nos encontramos, el más grave es la falta total y absoluta del informe preceptivo que debe emitir el Consell de Mallorca. Un informe vinculante en aquellos aspectos que sean competencia de la institución, como carreteras. Y es que la carencia de dicho informe sentencia el PMUS y lo invalida por completo.

Pero es que el Plan de Movilidad no sólo adolece de defectos de forma, también está plagado de oportunidades perdidas. No plantea una red de aparcamientos subterráneos que subsanen el déficit de más de 15.000 plazas de parking que tiene Palma. No elabora un plan de aparcamientos disuasorios y no desarrolla cómo debe ser el transporte público que necesitamos. Fía las soluciones de movilidad a un tranvía de dudosa ejecución que costará 475 millones de euros, en lugar de destinar dicha cantidad a electrificar y renovar la flota de autobuses.

En esencia, nos encontramos frente a un documento de voluntades más que de buenas actuaciones. Un Plan de Movilidad Insostenible que no descongestiona la ciudad, sino que la condena. Un documento teórico y poco realista que presenta muchas incertidumbres. A un año de las elecciones, Hila debe abandonar cualquier pretensión de aprobar este Plan de Movilidad y dejar que se preocupen del PMUS los que estén capacitados para hacerlo a partir de 2023.