Ningún líder del centro derecha balear va a estar presente hoy en la marcha convocada por Rosa Díez, en la plaza Colón de Madrid, en protesta por los indultos a los presos independentistas catalanes que el Gobierno está a punto de conceder. Marga Prohens del PP, Patricia Guasp de Ciudadanos y Jorge Campos de Vox se suman de este modo a otros significativos dirigentes regionales, sobre todo del PP, que, a medida que ha ido acercándose la fecha de la convocatoria, han tomado distancia con una manifestación concebida con el principal fin de desgastar y debilitar al presidente Pedro Sánchez y a su Gobierno.

El conflicto político derivado del referéndum del 1 de octubre de 2017 sobre la independencia de Cataluña permanece latente. Con sus principales líderes en la cárcel y una anómala situación de dificultad institucional, con amplia repercusión social, es evidente que algo había que hacer para desbloquear una situación que acaba perjudicando a todos. A estas alturas ya está sobradamente demostrado que la drástica aplicación del artículo 155 de la Constitución y las resoluciones judiciales, por sí solas, son insuficientes para dar con la solución y la estabilidad adecuadas.

En las últimas semanas el Gobierno ha ido dando pasos firmes hacia la concesión de un indulto que, a día de hoy, pase lo que pase en la manifestación de la plaza Colón, ya se da por necesario. Tras un primer rechazo por parte de la vieja guardia del PSOE, encabezada por la voz influyente de Felipe González, poco a poco, los barones socialistas se han ido aproximado, o por lo menos guardan un elocuente silencio, con respecto a las posiciones del presidente Sánchez que, sin duda alguna, es quien más arriesga y quien más se juega, en lo político, en esta operación.

La concesión de indulto para los independentistas catalanes presos también se hace más viable con el cambio de posición fijado por Oriol Junqueras desde la cárcel. El líder de ERC, el partido que hoy gobierna la Generalitat en coalición con Junts per Catalunya, ha renunciado por escrito a la vía unilateral como principal método para alcanzar la independencia, es un cambio sustancial. Desde posiciones políticas prácticamente divergentes, Sánchez y Junqueras coinciden por lo menos en dos cosas fundamentales, la generosidad y la voluntad de diálogo, valores propios de las sociedades equipadas con principios de madurez democrática.

Las cosas y las situaciones no cambian por sí solas. Con frecuencia es necesario aplicar riesgo y valentía para conducirlas hacia la posición deseable. La solución al llamado conflicto catalán llegará desde la transversalidad, el diálogo, el fomento de la convivencia y el desbloqueo de tribus con idealismo cerrado. El avance hacia posiciones de moderación que muestran ahora los partidos de Balears se sitúa en la senda deseable.

Hay que tener en cuenta, por último, que el indulto es una herramienta a disposición del Gobierno, plenamente legítima, que en la España constitucional ya ha sido usada en numerosas ocasiones y no siempre sobre bases de arrepentimiento. Basta recordar el caso del golpe de Estado del 23F. El PP, que hoy está un tanto atrapado en Colón, haría bien en asumir la responsabilidad que compete al principal partido de la oposición en un asunto de Estado de gran calado.