Es tan específica la situación económica de nuestro pequeño país balear desde siempre, pre-Covid ya lo era, y la complejidad actual lo acelera todo tanto que podemos leer en palabras de algún entendido o responsable político las maldades del turismo de masas y en veinticuatro horas escuchar el lamento y lloriqueo, por el final del mismo, en boca de la misma persona o muchas veces, incluso, en un mismo medio, sin ademán del mínimo rubor. Esta inquietante contradicción viene dada por un orden económico establecido que no permite optar por posiciones alternativas con la naturalidad que la situación requiere. Está muy claro que la conducta bipolar del sistema que nos gobierna virtualmente es exactamente la misma, y no difiere en esencia, que tanto se perfila liberal y neoconservadora aquí que en Cuba se beneficia del transnochado comunismo de pastel que nacionalizó antaño bienes privados. (Hoy esas familias reclaman sus propiedades en los juzgados de Estados Unidos de América). Por poner solo un ejemplo global y que acentúa lo que aquí cada día, más, se va generalizando.

Se anunciaba la creación de un bosque urbano mientras se iban talando plátanos y chopos a destajo. Cuando bastaba conservar los árboles que teníamos, se iba imponiendo la masacre barrio a barrio y calle por calle. No hace tanto los chopos de la Porta del Camp, los últimos que quedaban, que vió crecer el batle Darder, hermanos de los mismos chopos que asesinaron en el Paseo Marítimo, sí, enfrente de una conocida franquicia y de un café muy fino, el año pasado. Lo de los árboles es la metáfora que no conoce ideologías y es transversal. Los políticos de la isla se han ido aficionando a masacrarlos. Cuanto más centenario más riesgo. ¿Recuerdan el tornado de octubre de 2007? En la calle Son Espanyolet, enfrente de la Clínica, quedaban dos hermosos y centenarios tilos que ya de paso, y sin venir a cuento, fueron liquidados. Muy por otro lado observen la bazofia vegetal que se ha ido implantando en forma de tipuanas que son un auténtico peligro y cuentan ya un largo historial de personas muertas a su sombra. Disculpen, fácil es enseguida irse por las ramas en un país insular donde ni el Ficus de la Misericòrdia tiene el futuro garantizado.

Venimos de un pasado bien arbolado y de unas estanterías llenas de libros y de novedades y ahora observamos con atención los acontecimientos y estupefactos seguimos leyendo declaraciones hoy en blanco y mañana en negro de cómo un consistorio que antaño, de una o dos bibliotecas, llegó a una red bibliotecaria que pasaba la veintena para luego empezar a recular y, con diferentes gobiernos en Cort, a reducir el servicio de las mismas en detrimento de la calidad y de lo público y de la profesionalidad y todo en beneficio de la concertada o de la privada, abandonando totalmente a sus bibliotecarios o interviniendo su valiosa espontaneidad y buen oficio. Pues ahora se anuncia una nueva biblioteca, en un barrio muy concreto de Palma, e imagino que es bien necesaria, pero ¿para qué se proyecta si se dejan morir otras o no se mantiene con dignidad el trabajo de sus profesionales?

Es muy sintomático cómo nos hemos instalado totalmente en lo aleatorio. Nos acostamos conservadores, nos levantamos muy anarquistas y a la hora de comer poniéndonos monárquicos totales resulta que después de la siesta nos hemos revuelto un poquito, y a la hora de la merienda ya somos muy sociatas, para que de noche nos acostemos presumiendo de republicanos.

No se salva un solo partido. Ni uno. Los progres de Cort se inflaron a repartir los cromos y diplomas de bares y tiendas emblemáticas, ahora la derechota pide a gritos hacer patrimonio de la humanidad a todos los bares. Y digo yo, a sus cucarachas, si las tienen, las declararán fauna silvestre protegida, supongo.

Malos tiempos cuando coinciden la gauche divine con el fascista de toda la vida. Mientras algunos políticos de Madrid advierten de los repuntes de contagios en Catalunya, el presidente Torra asegura que independientes del todo ya tendrían la amenaza del Covid controlada. Rellena de anécdotas y clientelismo apestoso, la política hoy cruje a la sociedad con sus recovecos y rincones sin importancia desde donde nos espera la mediocridad en persona. Su experiencia pública basada en satisfacerse fácilmente y demostrar estar encantada, o encantado, de haberse conocido es el lema. Todo es aproximado y su lucha encarnizada por no profundizar nunca en nada. En nada. Póngale una dosis del nacionalismo del color que quiera y agite con ganas. Un día es un día y carguen de hielo, total si abren la ventana y observan; si se han fijado, la incertidumbre y el miedo crecen proporcionales ante los posibles rebrotes y es humano temer al otoño, claro, nos quieren a toda hora en la inquietud pero no se distraigan con eso, que a tanta imbecilidad junta es muy probable que no sobrevivamos.