El 95% de las muertes en accidente de tráfico de Balears se producen en carreteras convencionales. Es decir, en las que carecen de mediana y tienen cruces al mismo nivel. El dato es espeluznante. Y asusta más si se lee el informe de la dirección general de Tráfico divulgado en agosto del año pasado: sostiene que la posibilidad de siniestro con fallecimiento es 3,6 veces superior a la de autopistas y autovías.

La reacción inmediata en cuanto se expande la sensación, a veces real y otras no tanto, de que una carretera es peligrosa consiste en reclamar rotondas, ampliaciones y desdoblamientos, denominación eufemística esta última con la que los políticos de Balears ocultan las autopistas puras y duras. El último caso es el del tramo entre Llucmajor y Campos. El presidente del Consell, el ecosoberanista Miquel Ensenyat, justificó la nueva herida en el paisaje con el argumento de que no pensaba cargar con ningún muerto más sobre sus espaldas.

La siguiente carretera mallorquina que se transformará en autopista será la que une sa Pobla con Alcúdia. No les quepa duda. Solo se trata de crear el ambiente propicio. Es una de las ocho de la isla que han reducido su velocidad de 100 a 90 kilómetros por hora con el objetivo de reducir la siniestralidad.

Los humanos culpamos sistemáticamente a los demás o a lo demás de cualquier desgracia que nos azota. Con los accidentes señalamos la carretera. Sin embargo, todas las estadísticas que maneja Tráfico apuntan a los conductores.

Los datos de un informe de agosto de 2018, que analizan todo lo ocurrido en las carreteras secundarias el año anterior, son evidentes. El 39% de las personas fallecidas se vieron implicadas en accidentes sin ningún otro vehículo o peatón. Las salidas de vía representan la mayoría de estos casos. El 38% de las salidas se producen en una recta. La velocidad inadecuada está presente en el 51% de los fallecimientos, el alcohol y/o drogas ilegales en el 47%, la distraccio?n en el 34% y el cansancio o sueño en un 16%.

Más números. El 55% de los fallecidos se vieron implicadas en colisiones entre vehículos. ¿Las causas? La invasión de carril contrario supone el 69% de las defunciones. El adelantamiento antirreglamentario se encuentra en el 10% de los casos. Por supuesto, existen circunstancias concurrentes que se repiten: alcohol, drogas ilegales (o ambos al mismo tiempo), la distracción, el cansancio o suen?o y la velocidad inadecuada.

Los conductores tienen derecho a exigir mejoras en las carreteras convencionales. La señalización horizontal es invisible en muchas vías urbanas e interurbanas. Es una denuncia recurrente por parte de asociaciones de conductores y Balears suele estar en la cola. Hay cruces que necesitan mejorar la visibilidad, carriles de incorporación o una rotonda. Algunos firmes necesitan una capa de asfalto, y mejor si es antideslizante. Trabajo no le faltará la consellera Mercedes Garrido o a quien sea su sucesora después de las elecciones de mayo.

Sin embargo, la realidad es que el factor humano resulta determinante en los siniestros de tráfico mortales. Cuando el peligro llega con las cartas marcadas por las drogas legales o ilegales, la responsabilidad traspasa las leves sentencias judiciales con las que suelen saldarse estos accidentes. Aunque accidente es una denominación inadecuada, la realidad es que se parece más a un homicidio al que resulta difícil añadirle el calificativo involuntario.

Podemos engañarnos señalando los árboles-carretera como culpables para no ver el bosque-factor humano, pero la realidad no admite discusión.