El otro día estando en una sala de espera de un médico, cosa que es ya frecuente debido a la edad, vi la primera plana de una revista que en forma destacada ponía: "Treinta y cinco mentiras de los medicos". Se refería a casos como el que cenar de noche engorda o que hay que beber dos litros y medio de agua, cuando en realidad dicha cantidad se refiere al líquido que ingerimos al día. ¿Cómo es posible que los médicos mientan?

Ello me hizo pensar en un pequeño opúsculo de Inmanuel Kant, denominado Teoría y práctica, al no reconocer un presunto derecho a mentir por motivos humanitarios y, en concreto, para salvar la vida de un amigo. Kant padecía, respecto a la mentira, una verdadera fobia. La mentira es una degradación y una anulación de la dignidad humana. La falsa promesa es moralmente mala cualquiera sea el propósito que se persigue.

De una cosa se va a la otra y entonces pensé en la crisis política profunda que en la actualidad vivimos y en todos los partidos políticos que desean formar un nuevo Gobierno en España. Crisis que, por otra parte, no es mala pues debido a la creación de más partidos, tanto a la izquierda como a la derecha, se habrá superado el bipartidismo y los distintos pensamientos o tendencias se reflejarán en la democracia que dictará sus leyes de acuerdo con la mayoría de esas tendencias. Lo que ocurre actualmente es que los Partidos achacan en un medio público, como es la televisión, a otros partidos mentiras. Miente, se escucha permanentemente, lo que según Kant, es una degradación. Un partido político que miente no puede ser elegido para representar a España pero, ¿qué ocurre si son todos los partidos políticos los que mienten? Entonces nos encontraremos con un problema insolubre.

Ahora bien, la mentira no puede ser una de las bases en que se funden los partidos, pues ello implica el deseo de engañar a los votantes, a los que se les ofrece algo que nunca darán por imposibilidad, entre otras razones. Si no hay medios económicos resultará imposible dar servicios que no se pueden pagar, como la enseñanza en todos sus niveles, pongamos por caso. Por esos unos partidos al dirigirse a otros dicen que es mentira lo que ofrecen, lo que, desde luego no es sistema para formar gobierno.

Por otra parte, la mentira sólo puede tener utilidad a corto plazo, pues la verdad más a la corta o a la larga se impone empíricamente. Desde mi punto de vista creo que los partidos políticos deben respetarse mutuamente, pues achacarse mentiras, además de ser indigno, confunde a sus votantes que han creído en un programa electoral y por eso los han votado.

Decir la verdad es un deber y la idea de deber es inseparable del derecho.

* Exdecano del Colegio de Abogados de Balears (ICAIB)