La propuesta de reformas laborales y fiscales que ha osado lanzar desde Madrid la Federación Hotelera de Mallorca resulta de calificación compleja por su extravagancia y carencia del sentido de la responsabilidad. Ha provocado una cascada de reacciones „ninguna positiva„ que van desde la indignación y la alarma a la caricatura y la parodia, porque experiencia y batallas curtidas proporcionan tablas para exprimir el humor desde el desastre, sin que tal cosa inmunice el escándalo y la preocupación.

La gran patronal hotelera anuncia ahora la preparación de una nueva batería de propuestas alternativas sin que ello, a la vista de las nuevas reacciones, parezca ofrecer garantías suficientes de sosiego para la negociación necesaria.

Las patronales de restauración y salas de fiestas están haciendo verdaderos esfuerzos para no ser arrastradas por la vorágine del talante duro impregnado por Aurelio Vázquez en la federación hotelera en la que se integran. Lo hacen hasta el extremo de buscar vías de solución al margen de la representación mayoritaria de las grandes cadenas de alojamientos turísticos, cosa, por otro lado, nada fácil y de dudosa viabilidad jurídica. El estímulo para hacerlo es el pánico que se va infiltrando ante las movilizaciones y jornadas de huelga que de cada vez se contemplan como más factibles y próximas. Sobre todo si se sale del trascendental encuentro del próximo día 11, entre patronal y sindicatos, sin ningún avance significativo.

Dado que los hoteleros no viven en este mundo y que sus intereses son muy superiores a los de quienes se conforman con cuadrar caja y salvar la temporada, la escapatoria, a modo de alternativa, está en alcanzar los niveles de paz social suficiente „100.000 asalariados afectados„ para no espantar turistas y evitar pérdidas. El mayor escollo radica en que, a la hora de sentarse a negociar de verdad, los hoteleros disponen de 9 votos de sobrada mayoría frente a los 5 restantes que logran sumar representantes de salas de fiesta y de las patronales de restauración de CAEB y PIMEM.

Se están evacuando consultas legales para determinar si resulta viable un acuerdo o la prorroga del convenio anterior, al margen de la hostería. Las patronales minoritarias, que no han sido consultadas en la elaboración de las propuestas lanzadas en Madrid ni están interesadas en la externalización de plantillas que tanto defiende los hoteleros, se muestran sin embargo predispuestas a aceptar un incremento salarial del 1% para el año en curso y el siguiente.

Los sindicatos parecen valorar el nuevo esfuerzo conciliador, pero UGT y CC OO, a quienes asisten igualmente dudas legales, también dejan claro que no suscribirán un entente de eficacia limitada. Los márgenes de maniobra permanecen muy limitados desde el momento en que la iniciativa negociadora resta en manos de sectores muy minoritarios de la patronal. Queda por ver la nueva reacción de las grandes cadenas hoteleras.