Todavía hoy la oposición tiene la capacidad de sorprenderme. Levantarse una mañana y leer al ex conseller de Salud hablando de las necesidades de la Sanidad, da cuando menos para hacer un monólogo del Club de la Comedia. Y no precisamente porque el tema sea motivo de carcajada, sino todo lo contrario. La misma persona que ha quebrado la sanidad balear por su nefasta gestión, parece disfrutar ante las dificultades que, por culpa de su ruinosa herencia, sufren el actual equipo de gobierno y cómo no, los ciudadanos.

Se habla de problemas de financiación de la sanidad, que es muy mejorable, efectivamente. Pero el problema se agrava si a uno le asignan en el presupuesto 1.150 millones y se gasta 1.405. A eso se le llama aumentar el déficit que, tarde o temprano, hay que pagar€ Y eso es lo que hacía el señor que ahora se dedica a dar lecciones de buena gestión.

Los anteriores responsables políticos en Sanidad gastaron por encima de sus posibilidades, se endeudaron por encima de sus posibilidades, siguieron haciendo infraestructuras por encima de sus posibilidades, equiparon Son Espases por encima de sus posibilidades, modificaron el contrato de Son Espases perjudicando enormemente los intereses del Ibsalut€ Y todo esto lo pagaremos todos durante muchos años€ Igualmente, su mala gestión ha supuesto que muchas empresas hayan tenido que cerrar por falta de pago, y que muchos trabajadores de las mismas se hayan quedado en la calle. Ha sido muy habitual en la gestión del Pacto aquello de "yo os invito, que la factura la pagará el que venga detrás".

A lo que hace el exconseller Thomás se le llama "tirar la piedra y esconder la mano" y lo que es peor, en vez de hacer una oposición constructiva se dedica a poner palos en las ruedas. No obstante, precisamente por eso, por su actitud y sus hechos, no creo que merezca ni una letra más de este artículo de opinión.

Ahora, las medidas que se están tomando no son fáciles, pero son necesarias, y ya están dando sus frutos. El sistema estaba en quiebra y, para mantenerlo, había que tomar medidas. Y eso es lo que está haciendo el actual Govern de José Ramón Bauzá. El Tribunal de Cuentas, en un informe sobre el Sistema Nacional de Salud, puso de manifiesto que se estaban produciendo numerosas deficiencias durante la etapa del gobierno socialista. Enumeraremos algunas de ellas: numerosos portugueses y franceses se empadronaban en las provincias limítrofes de Badajoz y Orense para poder acceder a la sanidad española a pesar de no trabajar ni vivir en España; alrededor de 2.500 extranjeros habían obtenido indebidamente una Tarjeta Sanitaria Europea emitida por España que les permitía recibir asistencia sanitaria en cualquier país del Espacio Económico Europeo y en Suiza con cargo a la Seguridad Social española; casi 500.000 extranjeros pertenecientes a países comunitarios o países que tienen convenio bilateral con España, habían obtenido, sin requisitos, la condición de personas sin recursos, lo que les permite la asistencia sanitaria gratuita, con cargo al sistema español. Todo ello le ha costado a la sanidad española, alrededor de 1.000 millones de euros al año. ¿Realmente un ciudadano español al que se le están pidiendo tantos esfuerzos entiende éste despropósito? Y esto cuando España está pagando su sanidad a base de endeudamiento€ La reforma sanitaria también ha permitido detectar otras irregularidades, a saber: 800.000 titulares constaban como beneficiarios de la tarjeta sanitaria de otras personas, cuando en realidad estaban dados de alta en la Seguridad Social y debían ser titulares; 200.000 de estas personas, figuraban como beneficiarios de un pensionista, pese a ser activos, por lo que han podido tener acceso a medicamentos sin aportar el 40% que les correspondía. Se han detectado 150.000 tarjetas sanitarias activas de personas ya fallecidas, y así un largo etcétera de actuaciones fraudulentas€ Todo ello demuestra que el sistema no estaba funcionando bien y que necesitaba una reforma.

Otro grave problema del sistema sanitario era el gasto farmacéutico. España, pese a no ser el país más poblado ni, desde luego, el más enfermo, estaba situado como uno de los mayores consumidores mundiales por volumen de medicamentos. En nuestro país se tiran más de 3.770 toneladas de medicamentos al año, que suponen cerca de 1.000 millones de euros desperdiciados, pagados por la Seguridad Social.

Con las nuevas medidas implantadas en gasto farmacéutico, el ahorro que se ha producido es de 636 millones en tres meses.

El artículo de nuestro exdirigente sanitario también habla de listas de espera. Está claro que las cifras no son buenas, pero se está trabajando mucho para mejorarlas, y se van a mejorar, de eso no me cabe la menor duda. Pero gestionando bien, no a base de endeudarnos más como se hacía hasta ahora. Qué bien le vendría al Govern poder contar con los quirófanos del Hospital General que el Pacte se encargó de desmantelar sin motivo y que realizaban más de 4.000 intervenciones anuales€

A la oposición no le gusta que hablemos de la herencia recibida. Pero es que hay herencias que condicionan, y mucho.