Dejando de lado las contrataciones temporales a dedo que se han venido dando en los últimos años en los diferentes hospitales públicos de las islas, forma de actuar que la mayoría de las matronas consultadas dicen comprender pese a calificarla de “irregular” para acceder a un puesto de trabajo en una Administración pública, las comadronas están razonablemente satisfechas por cómo se valora su trabajo en el Servei de Salut, aunque lamentan que todavía muchas de las funciones para las que se han preparado las desarrollen otras enfermeras sin su preparación.

“Nos preparamos para el control de los embarazos, tanto los normales como los de riesgo, para atender la problemática del climaterio en la mujer (menopausia), la reproducción sexual, para asistir al recién nacido hasta sus primeros 28 días de vida, para la lactancia del bebé, tratamos tanto a las gestantes (antes del parto) como a las puérperas (mujer en el periodo posterior al parto). En definitiva, atendemos a las mujeres durante todo su ciclo reproductivo, desde los 14 a los 65 años”, enumera una de las matronas entrevistadas para este reportaje que, como todo el resto, prefiere mantener el anonimato.

Una de ellas trabaja en un centro de salud y admite que en casi todos los hospitales públicos de las islas las contrataciones de estas profesionales se hacían atendiendo al conocimiento de su labor que tenían las supervisoras de los servicios. “Las bolsas estaban cerradas o agotadas y, de manera natural, las supervisoras optaban por contratar a las matronas que habían hecho la especialidad en sus hospitales. Ya las conocían, sabían cómo trabajaban... Y esta actitud era lógica cuando había carencia de matronas. El problema es que ahora ya empieza a haber comadronas en paro y todo el mundo ha de tener las mismas oportunidades para acceder a un puesto de trabajo en el Servei de Salut”, sostiene.

Esta profesional habla de los años en que no había enfermeras especialistas en ginecología y obstetricia, de un periodo en el que enfermeras generalistas se formaban por su cuenta para atender de una manera más eficiente a las mujeres y a las que en el argot se les conoce como enfermeras de gine. “Pero eso está superado y continúan realizando labores que, en justicia, deberían recaer ahora en nosotras porque nos hemos preparado para ellas y somos más competentes y eficientes para realizarlas”, se revuelve.

La primera promoción de matronas formadas en Balears data del año 2005 y la profesional que nos habla tuvo la fortuna de que en torno a 2008 se convocara una oposición de matronas, oferta de empleo público que en estos tiempos de recortes se antoja una quimera, con la que pudo consolidar su plaza. Hoy en día trabaja en Atención Primaria, nivel asistencial no tan mediático como los servicios de maternidad de los hospitales de agudos, pero que también tiene sus déficits y sus lastres.

“No sé quién me sustituirá”

“Me voy de vacaciones a finales de julio y todavía no tengo ni idea de quién me va a sustituir. En otras ocasiones mi sustituta venía (por el centro de salud) dos días por semana. ¡Y ni siquiera era la misma persona! Esto habla a las claras del déficit en la continuidad asistencial que provocan estas sustituciones irregulares. Y antes era una carencia justificada porque no había matronas, pero ahora sí que las hay”, se indigna.

“En la mayoría de los centros de salud las matronas atienden tan sólo a pacientes durante el embarazo y poco hacen en relación a la asistencia ginecológica para la que nos hemos preparado”, apunta otra profesional vinculada a la Associació Balear de Comares.

También tienen quejas a nivel laboral por el escaso reconocimiento que hacen de su especialización las diferentes gerencias del Servei de Salut. “Hay enfermeras generalistas que hoy en día continúan haciendo labores que deberían desarrollar matronas”, recalcan.

Sobre toda la polémica con la contratación temporal a dedo de la novia del conseller Sansaloni y de otras seis matronas más en el hospital de Son Llàtzer, opinan que la bolsa única, que el pasado viernes cumplió uno de sus últimos trámites para convertirse en una realidad en breve, “es la solución para garantizar un acceso a un empleo público respetando los principios de igualdad, capacidad y méritos. Ahora que empieza a faltar el trabajo en nuestro colectivo, la competitividad por conseguir una plaza o una sustitución ha aumentado y todo el mundo debería tener las mismas oportunidades. Y no pongo en duda la profesionalidad y la idoneidad de la novia del conseller, de la que me consta que es una excelente matrona”, concluyen.

Desde Son Llàtzer habla otra matrona que lamenta que, en la planta de maternidad del hospital de Migjorn, no trabaje ninguna especialista en ginecología y obstetricia pese a que en ella están hospitalizadas tanto gestantes como puérperas, sus pacientes de referencia, y “pese a que la OMS (Organización Mundial de la Salud) aconseja que todas las enfermeras de estas plantas deberían ser matronas”, lamenta.

La falta de profesionales de ginecología y obstetricia, excusa esgrimida por las diferentes gerencias del IB-Salut para perpetuar esta situación, no es admisible en estos tiempos en que incluso hay matronas en paro esperando una oportunidad.

De todos los hospitales públicos de las islas, Son Espases es el que más se está poniendo las pilas para subsanar esta carencia y ha dispuesto que al menos dos matronas trabajen en planta para atender tanto a las gestantes como a las recién paridas y al lactante. También se ha comprometido a que, a medida que se vayan produciendo jubilaciones de enfermeras generalistas en las plantas de hospitalización maternal, vayan siendo sustituidas por enfermeras con la titulación de matronas, como toca y como ya se hace en otros hospitales de la península.

Pero Son Espases es todavía una isla en este mar de infravaloración profesional que conforman el resto de los hospitales públicos de esta comunidad. En Son Llàtzer también se ha dispuesto que una matrona trabaje en planta, pero sirve de comodín para acudir al paritorio, único servicio en el que sí o sí debe ser atendido por una comadrona, cuando se precisen sus servicios.

Responsabilidad penal

“Tenemos la responsabilidad de lo que le pase a la parturienta y al bebé hasta los 28 días de vida, más que el propio ginecólogo o una enfermera generalista, incluso podemos ir a la cárcel por un fallecimiento, pero no tenemos el reconocimiento que entraña esta responsabilidad”, se indigna otras comadrona, que también revela que se ven obligadas a realizar docencia con las residentes que están preparando la especialidad.

Un matrón también apunta que existe un conflicto de competencias con la especialidad de enfermería comunitaria: “En los centros de salud asumen campos que nos corresponden a nosotros, como la prevención de patologías como el cáncer de cérvix o la planificación familiar. Pero esto es un pleito antiguo que todavía provoca discusiones. Nada que ver con otras funciones para las que la Administración sigue contratando a enfermeras generalistas pese a que las matronas están más preparadas y, por tanto, son más eficientes y más rentables”.

Y es que una matrona apenas cobra cincuenta euros más al mes que una enfermera sin especialización mientras que en otras comunidades esta preparación se reconoce con una diferencia salarial cercana a los doscientos euros mensuales.