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Más allá del fútbol

Activistas por el clima y organizaciones ecologistas denuncian el impacto medioambiental del Mundial de Qatar

Los organizadores alardean de convertirse en los anfitriones de la primera Copa del Mundo "neutra en carbono"

El estadio de Lusail, en una imagen del pasado día 11. EP

Para el MundialQatar podrá presumir de país nuevo. A la construcción de siete nuevos estadios, una ciudad entera donde se celebrará la final, 100 nuevos hoteles y multitud de carreteras por estrenar, se le suman los 16 complejos flotantes con 1.600 habitaciones que rodearán la península en unas semanas. Qatar, a su vez, alardea de convertirse en el anfitrión de la primera Copa del Mundo “neutra en carbono”. En cambio, activistas por el clima y organizaciones ecologistas acusan a los organizadores de ser artífices de una “aberración medioambiental” en plena emergencia climática.

“La organización del Mundial va a generar un impacto climático bastante importante, ya que generará muchas emisiones” de dióxido de carbono, explica Gilles Dufrasne, investigador del Carbon Market Watch (CMW). Esta fundación sin fines de lucro, que trabaja a menudo con la Unión Europea, ha sido quién ha puesto los números a esta aberración. “Los organizadores, es decir, la FIFA y los qatarís, han estimado producir unas 3,6 millones de toneladas de dióxido de carbono que pretenden compensar comprando créditos de carbono, pero creemos que es una subestimación”, explica a este diario. 

Qatar ya es el mayor emisor per cápita de dióxido de carbono del mundo, pese a ser el país más pequeño en albergar una Copa del Mundo en toda su historia. “Las afirmaciones de Qatar y la FIFA sobre la neutralidad del carbono son erróneas y engañosas”, denuncia también Julien Jreissati, el director de programas de Oriente Medio y el Norte de África de Greenpeace. “Una acción climática seria debería conducir a una reducción de las emisiones y no a una compensación”, añade para El Periódico, del grupo Prensa Ibérica. Los elevados gastos en nueva construcción y el enorme volumen de transporte aéreo ya están disparando el volumen de emisiones.

Ansiedad expansiva

Durante cinco semanas, se espera la visita sin precedentes de 1,2 millones de personas, casi la mitad de la población de Qatar. Pero, para llegar hasta el 20 de noviembre, el primer país de la región en celebrar un Mundial ha sufrido una verdadera transformación. En los 11 años desde que ganó la candidatura, las autoridades han invertido casi 230.000 millones de euros en infraestructura. El país rico en gas busca emular la dramática evolución de sus rivales emiratís para alejarse de la dependencia económica de los recursos energéticos. En el apogeo de su auge de la construcción en el 2016, Qatar gastó el 18% de su PIB en infraestructura, muy por encima de las anteriores candidaturas.

Además, este sector también emplea a casi la mitad de la fuerza laboral del país, aumentando su población en un 67% desde el 2011. Pero, en esa ansiedad expansiva, la preocupación por esa “neutralidad en carbono” ha sido más bien mínima. “Una de las fuentes principales de emisiones ha sido la construcción de la infraestructura, los estadios, las oficinas de los organizadores, la modernización de hoteles y cosas por el estilo”, apunta Dufrasne, “y la otra es el impacto de los viajes aéreos al país, ya que Qatar no tiene capacidad para albergar a todos los fans y muchos se quedarán en países vecinos como Arabia Saudí o Emiratos”. 

10.000 litros de agua diarios

Más allá de “los costes de tener más de un millón de personas extra en una ciudad”, la celebración de una competición de esta magnitud en un clima como el qatarí tendrá graves consecuencias. A medida que se acerca el Mundial, Qatar va a necesitar al menos 10.000 litros de agua al día para cada estadio. En una región sin apenas acceso a agua dulce, su obtención dependerá de la desalinización, la práctica de eliminar el agua salada para que sea potable y que implica graves costos medioambientales. También los jardineros llevan un mes expulsando aire frío sobre el césped para que crezca. Mientras, al norte de Doha, está creciendo una reserva de césped de 425.000 metros cuadrados, unos 40 campos de fútbol. 

Para mantener los estadios fríos cuando la temperatura del aire exterior supera los 40 grados, se usará aire acondicionado que la rebaje hasta los 23 o 25 grados. “Todas esas emisiones están teniendo un impacto inmediato y no pueden compensarse plantando árboles que tardarán décadas en comenzar a absorber carbono”, recuerda Jreissati. Por eso, desde Greenpeace y CMW, acusan a los organizadores de 'greenwashing'. “Este reclamo de la neutralidad en carbono trata de mejorar la imagen del evento, de la FIFA y del gobierno de Qatar”, señala Dufrasne. 

'Greenwashing'

“Busca apartar la atención del hecho de que este es un evento increíblemente dañino en términos del impacto climático”, añade. Las consecuencias de este reclamo van mucho más allá del Mundial. “Este mensaje hará que sea perjudicial la transición hacia una sociedad más sostenible porque si todos se enfrentan al mensaje de que la Copa del Mundo es neutra en carbono y que podemos volar de manera neutra en carbono, entonces es realmente difícil para una persona promedio entender por qué debería cambiar su comportamiento”, puntualiza. 

¿Qué pasará cuando el 18 de diciembre se apaguen los focos y los fans vuelen, de nuevo, a casa? No sólo dejarán de encenderse las luces de los siete estadios construidos para la ocasión y las calles se vaciarán de jolgorio. También el mundo dejará de mirar hacia Qatar y saltará a la siguiente competición. Pero las emisiones, en las costas arábigas y alrededor del mundo, siguen al alza. “Entonces, llegará la gran pregunta”, anuncia Dufrasne, “¿cuál es el propósito social de celebrar este tipo de eventos si ya no son sostenibles?”. 

“La pregunta no es cómo podemos reducir las emisiones en Qatar, sino más bien si estas competiciones, con gente volando de todo el mundo y años de construcción desenfrenada, deben seguir ocurriendo”, añade el investigador de CMW. “Toda la indignación creada por los impactos medioambientales debería ser una llamada de atención para que tanto Qatar como la FIFA participen en cambios transformadores reales en línea con un mundo renovable y verde”, concluye Jreissati.

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