Lletra menuda

Claro y trágico

Claro y trágico

Claro y trágico / DM

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Cuando aflora desvestida, la tragedia impregna una sacudida de mayor crueldad y unas secuelas que, con el paso del tiempo se podrán asimilar por necesidad, pero no borrar. Entre tanta confusión y demora técnica y administrativa resulta difícil aplicar al descomunal accidente los atenuantes de fatalidad y adversidad. Ni siquiera se abre brecha para la resignación ante lo inevitable. Se han perdido cuatro vidas, ha caído un edificio sobre su propio sótano y se ha desplomado la imagen de una Platja de Palma que, pese a los planes de embellecimiento, ya estaba por los suelos. Los gélidos turistas escandinavos están invitados a prescindir del calor mediterráneo. Su hotel ha sido el hospital. Peor suerte han tenido los cuatro fallecidos. El alcalde, Jaime Martínez, no quiere “elucubraciones” mientras se clarifican las cosas. Hay que “comprobar si todo estaba en orden”. La solidaridad y el duelo, aunque sea con tinte oficial, quedan edulcorados si se sustentan en la distancia y la confusión.

Cuando, inmediatamente después de unos hechos de tan magna gravedad, un ayuntamiento como el de Palma es incapaz de sacar a la luz un expediente sobre lo hecho durante todo el verano en el Medusa Beach Club y los bomberos detectan de inmediato sobrecarga en la terraza y chapuzas estructurales, poco queda por aclarar. Por eso la tragedia es más indigesta y cruel.

La reacción y actualización de la responsabilidad administrativa tienen constes desmesurados en Mallorca. Apenas conocen la prevención. Queda fatalmente demostrado que en estas condiciones se crea el hábitat propicio para que una Medusa feroz se impregne en primera línea de la explotación del ocio de barra acumulada y cause urticaria en la imagen y la capacidad de atracción de todo el sector turístico. El desplome por sobreexplotación de una terraza apañada es también la cruda manifestación mortal de la falta de mesura y equilibrio de una industria turística que, en su conjunto, se autoengaña en su creencia de recursos infinitos.

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