Carlos Ribas, arquitecto: «Se pasó de una cubierta no transitable con una carga de 100 kilos el metro cuadrado a una terraza con una carga de 300»

El arquitecto Carlos Ribas, este viernes en una tertulia de IB3.

El arquitecto Carlos Ribas, este viernes en una tertulia de IB3. / DM

Redacción

Son muchos los expertos que acudieron este viernes al lugar de la tragedia ocurrida en Platja de Palma, donde el derrumbe de un restaurante provocó la muerte de cuatro personas y una treintena de heridos. Entre los especialistas se encontraba el arquitecto y profesor de Ingeniería de la Construcción en la Universitat de les Illes Balears (UIB), Carlos Ribas. Pudo observar el estado en el que se encontraba el establecimiento, los materiales con los que estaba hecho y su situación tras el incidente, y su conclusión - «a falta del informe oficial de los técnicos»- es que el fallo se produjo en el forjado de arriba. «Sufrió un fallo estructural. No sabemos si parcial, local o general, pero cayó y eso hizo que la bóveda de abajo se derrumbara también, produciendo un colapso progresivo».

El arquitecto explica que aunque la bóveda fuera de marés, como se ha apuntado, si los apoyos laterales de la misma «están bien y no cede el apoyo, es muy, muy resistente». Lo que ocurre -continúa- es que «el impacto desde tres metros de altura de un forjado sobre otro, como sucedió en las Torres Gemelas, provoca un colapso progresivo». En este sentido, señala que lo que hay que estudiar es si cuando se hizo el cambio de uso del establecimiento «se analizó todo bien».

Cuando se hace una operación de este tipo, «se evalúa si la estructura antigua funciona con el nuevo uso», que en este caso tiene más cargas -destaca el profesor de la UIB-, quien matiza que el restaurante tenía una cubierta no transitable y pasó a ser una terraza. Esto no tiene que suponer ningún problema en principio -aclara- porque el técnico en cuestión lo revisa. Eso sí, deja claro que «las cargas que puede tener una cubierta no transitable son de 100 kilos el metro cuadrado, y las de la terraza de un restaurante, de 300 kilos el metro cuadrado», lo que supone un cambio considerable.

Desde el Colegio de Arquitectos de Balears (Coaib) indicaron este viernes que la edificación en la que se encontraba el Medusa Beach Club, en la calle Cartago número 34, es de los años 70 y que según sus informaciones nunca fue una vivienda, como apuntaron algunas fuentes. En esta línea, Ribas destaca que en la actualidad, cuando se utilizan el tipo de viguetas que había en el restaurante, «el hormigón actúa solidariamente con el de la vigueta prefabricada», mientras que en la década en la que se construyó el local -dice- «eso no se hacía, solo resistía en aquel momento la vigueta, y el relleno que se ponía no era estructural, sino un relleno para dejar liso el forjado», matiza el experto.

50 años de vida útil

Según apunta, en la actualidad, cuando se hace una estructura, «esta se proyecta con una vida útil de 50 o 100 años» y que en Balears hay un parque inmobiliario «que empieza a ser mayor», aunque insiste en que no por ello hay que llamar a la emergencia, sino simplemente «mirarlo con cariño».

Por todo ello, explica que en las islas se está trabajando en cómo reforzar las estructuras para así alargar su duración, mientras que en Valencia, puntualiza, se trabaja en un cambio de paradigma, que consiste en intentar conseguir que cuando colapse alguna parte del edificio «solo se derrumbe la construcción parcialmente y no se lleve el resto del edificio por delante». Este trabajo de la comunidad vecina ha sido publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature.

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