Bartolomé Capó, uno de los policías de Palma acusados en la trama de sobornos en s’Arenal: “Yo siempre pagué, no me regalaban las copas”

Empieza el juicio contra nueve policías locales, un empresario y un funcionario de Cort en la Audiencia Provincial

El principal acusado, Miguel Pascual Bibiloni, empresario del ocio nocturno en Playa de Palma se acoge a su derecho a no declarar

Bartolomé Capó (derecha), uno de los policías de Palma acusados en la trama de sobornos en s’Arenal: “Yo siempre pagué, no me regalaban las copas”

Bartolomé Capó (derecha), uno de los policías de Palma acusados en la trama de sobornos en s’Arenal: “Yo siempre pagué, no me regalaban las copas” / B. Ramon

B. Palau

B. Palau

“Yo siempre pagué, no me regalaban las copas”. Bartolomé Capó, subinspector de la Policía Local de Palma acusado en la supuesta trama de sobornos en s’Arenal, ha negado hoy los hechos en rotundo en el primer día de juicio en la Audiencia de Palma. “Nunca he dado instrucciones de dar un trato de favor a los locales de Miguel Pascual ni de nadie, en absoluto”, ha respondido al fiscal anticorrupción Juan Carrau.

Capó ha sido el único que hoy ha contestado a las preguntas de todas las partes. Está acusado de un delito de cohecho pasivo continuado y otro de prevaricación administrativa continuada. El ministerio público solicita para él una condena de cuatro años y medio de prisión y diez años de inhabilitación por presuntamente favorecer, junto a otros ocho agentes encausados, a los negocios del empresario Miguel Pascual Bibiloni en la Playa de Palma entre 2007 y 2015 a cambio de servicios sexuales y consumiciones gratuitas.

La vista oral contra los nueve policías locales de Palma, un antiguo funcionario del área de Urbanismo de Cort y el empresario de s’Arenal ha empezado hoy pasadas las diez de la mañana en la sección primera de la Audiencia Provincial.

El principal sospechoso, Miguel Pascual Bibiloni, que en esas fechas era el responsable de negocios de ocio nocturno de éxito como el Bierkonig, Overbayern, Búho Verde, Nakaris o Table Dance, se ha acogido a su derecho a no declarar. Se enfrenta a la petición de pena más elevada de la fiscalía: cinco años de cárcel por cohecho activo continuado.

Otros dos agentes niegan los cargos

Otros dos policías locales acusados, que solo han respondido a su abogado defensor, se han desvinculado de los hechos. Uno de ellos ha recordado que en esa época se encontraba la mayor parte del tiempo viajando por América y, por tanto, no tenía ningún contacto con otros miembros de la Policía Local de Palma. “Yo no estaba al tanto de los dispositivos de la Policía Local”, ha asegurado.

Su compañero ha explicado que empezó en el Grupo de Actuación Preventiva (GAP) en 2012 pero apenas realizaba tareas policiales porque hacía de sindicalista. “Me ponía el uniforme una vez al mes. Jamás he denunciado un local. Jamás he levantado un acta en mis veinte años de policía”, ha señalado. “No conozco a los empresarios de Playa de Palma, no tenía contacto con ellos, ni con el señor Pascual, ni con el señor Cursach, ni con los hoteleros. No conozco al encargado del Bierkonig”, ha insistido. “Acudí una vez de uniforme al Table Dance una madrugada, con otros dos vehículos policiales, porque hubo un conato de incendio en una habitación”, ha apuntado. Según su versión, fuera de servicio, no iba al Table Dance: “Yo a esos sitios no voy, ni a ese ni a ninguno”.

No era cliente, aunque iba con amigos

En cambio, el subinspector Bartolomé Capó sí ha reconocido haber estado en el Table Dance en diversas ocasiones. “Desde 2007 a 2015, no lo puedo concretar, pero habré estado allí más de diez veces. No era cliente del Table Dance. He entrado allí por dos motivos, por razones de servicio cuando estaba de refuerzo en la unidad nocturna o por salir con amigos. A lo mejor un año no acudía y otros, iba dos o tres veces cada verano. Pero no iba solo a ese local. Hay muchos locales en esa zona. Me movía por toda Palma, por el Paseo Marítimo, Playa de Palma, etc. Iba con mi mujer, con amigos”, ha subrayado Capó.

El subinspector ha admitido que conocía al personal del local, a los dos encargados y también al propietario, Miguel Pascual. “A los empresarios de la zona los conozco de toda la vida. Los empleados del Table Dance sabían que yo era policía. Los camareros del Bierkonig me conocían”, ha confirmado. El funcionario policial ha negado haber sido sobornado. “No me hacían descuento con las copas. Al salir del local, abonaba la consumición. El camarero ticaba siempre la tarjeta que te dan al entrar. Yo siempre pagué”, ha insistido. Según su versión, tenía muy poca relación con el empresario Miguel Pascual.

Capó también ha detallado que en verano “era normal” que tanto la Policía Local como la Policía Nacional estuvieran apostadas en la conocida como calle del Jamón, una de las más frecuentadas por turistas alemanes en s’Arenal. El subinspector ha rechazado que él hubiera dado órdenes en cuanto a las inspecciones a realizar en los establecimientos de la zona. Según ha manifestado, eran los mandos superiores. “Evidentemente yo no daba instrucciones de que me avisaran de las inspecciones que se iban a llevar a cabo. La orden la dio el subinspector Mesquida”, ha aclarado. Capó ha incidido en que de 2007 a 2013 él era policía de barrio en el distrito norte de la ciudad y no realizaba trabajos de inspecciones ni actividad. Luego, de 2013 a 2015, estuvo de subinspector en la Patrulla Verde. En esta etapa, “tenía unas funciones muy concretas, me ocupaba de las actividades mayores no permanentes, es decir, conciertos, espectáculos, revetlas, fiestas, la feria de abril…”, ha declarado ante el tribunal. El encausado ha descartado también haber ordenado que no se tramitaran determinadas denuncias contra los locales de Miguel Pascual.

El juicio continúa mañana con el interrogatorio al resto de policías locales acusados y al funcionario del ayuntamiento de Palma, que presuntamente también aceptaba dádivas, según la Fiscalía Anticorrupción.