Cae la última integrante de la banda que secuestró el vuelo Palma-Frankfurt en 1977

«Granadas y fusiles en el cochecito con su bebé de tres meses en el hotel Java de Can Pastilla». La palestina Soraya Ansari fue la única secuestradora superviviente del vuelo Palma-Frankfurt de Lufthansa en 1977. Según la que fuera novia de ‘Carlos’, la alemana Monika Haas le entregó «las granadas, los fusiles ametralladores y las municiones, todo escondido en el cochecito donde estaba su bebé, de tres meses de edad».

La captura casi medio siglo después de Daniela Klette, miembro del grupo terrorista Baader-Meinhof, devuelve el foco a la sangrienta peripecia del Boeing salido de Son Sant Joan en 1977

La detención de una terrorista de 65 años pone fin a una banda que tuvo su apogeo en el secuestro del vuelo Palma-Frankfurt en 1977.

La detención de una terrorista de 65 años pone fin a una banda que tuvo su apogeo en el secuestro del vuelo Palma-Frankfurt en 1977. / EFE

Matías Vallés

Matías Vallés

Alemania también es metódica en la persecución del crimen. Acaba de detener en Berlín a Daniela Klette, una ciudadana ejemplar de 65 años a la que se perseguía desde hace décadas como miembro de la banda Baader-Meinhof. Este grupo terrorista copó la actualidad en el «otoño alemán» de 1977, que tuvo su punto culminante en Mallorca el 13 de octubre, con el secuestro de un Boeing de Lufthansa que cubría la ruta Palma-Frankfurt. El saldo fue de cuatro muertos.

Klette no estuvo implicada personalmente en la ejecución o cobertura del secuestro mallorquín, aunque ni la persistente labor policial ha logrado desentrañar atentados concebidos colectivamente. Las referencias al desvío a Mogadiscio del Palma-Frankfurt se multiplican hoy tras la detención de la terrorista reciclada en atracadora, debido al impacto mundial que alcanzó la operación. 

Inmediatamente después del secuestro y a resultas del mismo, tuvo lugar el extraño suicidio en la prisión de Andreas Baader y dos de sus compañeros. La muerte colectiva de los terroristas fue calificada de «suicidio de Estado», una acción a la desesperada de un Gobierno acosado por la denominada Fracción del Ejército Rojo, con las siglas RAF en alemán.

El vuelo 181 de Lufthansa desembocaría en una razzia sangrienta. Los cuatro terroristas embarcaron en Palma. Se trataba de palestinos con logística alemana, porque el secuestro había sido planeado conjuntamente por la Baader-Meinhof, la Stasi germanooriental y el Frente Popular de Liberación de Palestina. La prensa de todo el mundo siguió el trayecto del aparato con 91 pasajeros a bordo, que fue capturado cuando volaba sobre Nantes y desviado con destino a Líbano tras una accidentada travesía. Se dirigió con posterioridad a Dubai, siempre con la amenaza de volar el aparato y el pasaje. La Baader Meinhof intercaló sus propias peticiones, dado que había simultaneado la acción aérea con el secuestro del industrial alemán Hans Martin Schleyer. 

Tras aterrizar en Mogadiscio, un comando alemán liberó al pasaje y mató a tres de los cuatro terroristas. La cuarta era la beirutí Soraya Ansari, que sobrevivió tras recibir cuatro balazos en las piernas y dos en el pecho. El piloto de la aeronave fue asesinado por los asaltantes. Los participantes eran veinteañeros, la captura de Klette traduce la perplejidad de la vigencia de su persecución en que el trío superviviente de la Baader-Meinhof recibía en su país el sobrenombre de «los terroristas de la tercera edad».

Portada de Diario de Mallorca del 14 de octubre de 1977, con la noticia del secuestro

Portada de Diario de Mallorca del 14 de octubre de 1977, con la noticia del secuestro / DM

Alemania no cejó en su empeño de perseguir a los supervivientes del secuestro del Palma-Frankfurt. Tras la liberación de los rehenes, Ansari solo cumplió un año de prisión en Somalia, cambió su nombre a Souhaila Andrawes, llegó a comprometerse nupcialmente con el terrorista Carlos y acabó refugiada en Noruega. Allí fue detenida 17 años después del secuestro, y confesó de plano todo lo ocurrido en la elaboración de la operación terrorista.

Preparación del secuestro en Mallorca

El capítulo más escalofriante del relato de Ansari sobre la preparación del secuestro en Mallorca corresponde a la recepción del arsenal utilizado. Una vez detenida, indicó que «las granadas, los fusiles ametralladores y la munición nos fueron entregados por la alemana Monika Haas, todo escondido en el cochecito donde estaba su bebé, de tres meses de edad». 

La entrega del armamento en tan peculiares condiciones tuvo lugar en el hotel Java de Can Pastilla. El establecimiento se encuadraba a la sazón en la cadena Sol y estaba dirigido por Juan Bauzá, que más adelante sería concejal de Turismo en Cort. De hecho, el político del PP se desplazó a Frankfurt para participar en las labores de identificación de los secuestradores a quienes había atendido como huéspedes.

Ansari fue condenada por segunda vez a doce años de cárcel, y liberada después de tres por problemas de salud. Tiene setenta años y sigue viviendo en Oslo con su familia. Su declaración fue fundamental para detener a Haas, que era el objetivo final de la policía alemana. La antigua espía comunista negó los cargos que pesaban sobre ella, tras ser detenida por la policía poco después de las confesiones de la secuestradora libanesa.

Mallorca posee una larga tradición en la entrega de armamento para llevar a cabo acciones terroristas. El turco Ali Agca recibió en un hotel de Magaluf la pistola con la que intentaría asesinar a Juan Pablo II. También Jamal Ahmidan, cabecilla del 11M, visitó Ibiza y Mallorca una semana antes de llevar a cabo la matanza de Atocha.

La realidad a la que pertenece la terrorista de la tercera edad Klette se pierde en una dinámica de crisis mundial, que hoy parece resucitada. Este diario habló tras la detención de la secuestradora Ansari con su abogada Heidi Bache-Wiig. La letrada insistía en que «la acción de mi defendida en Mallorca fue una locura de juventud. Fue designada por el FPLP para llevar a cabo el secuestro. Era una soldado, no se le dio a elegir. Ademas, la operación debía resolverse en un solo día. Se trataba de llevar el aparato desde Son Sant Joan a Yemen, de cobrar y marcharse». La teórica limpieza del secuestro se vio ensangrentada por cuatro cadáveres.

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