El PSOE volvió a contratar a la trama tras la primera entrega fraudulenta

El Govern Armengol formalizó un segundo pago cuando era consciente del engaño

Las mascarillas que el Govern del Pacto compró a la empresa que hoy protagoniza el caso Koldo llevan casi tres años en un almacén del IB-Salut.

Las mascarillas que el Govern del Pacto compró a la empresa que hoy protagoniza el caso Koldo llevan casi tres años en un almacén del IB-Salut. / CAIB

Matías Vallés

Matías Vallés

El Govern Armengol no escarmentó tras una primera entrega de mascarillas fraudulentas, y el Ejecutivo balear tramitó servicial un nuevo pago cuando ya era consciente de que el material servido no se ajustaba en lo más mínimo a las necesidades pactadas. En sintonía con el entusiasmo del PSOE por Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas, el IB-Salut no detectó que el producto recibido el 20 de abril de 2020 incumplía las características FFP2 pactadas, hasta que los centros sanitarios protestaron por el material recibido.

Una muestra de las mascarillas fue remitida al Centro Nacional de Medios de Protección, que el ocho de junio informaba al Govern Armengol de que «ninguna de las cuatro referencias cumple con los requisitos de una mascarilla tipo FFP2».

La decisión adoptada por el PSOE consistió en no adoptar ninguna decisión, respecto a la empresa auspiciada por el equipo del entonces ministro José Luis Ábalos. La aparente decepción inicial no impidió que el Govern concediera otra oportunidad a Koldo y sus amigos, en la segunda adjudicación formalizada el 19 de junio a favor de Soluciones de Gestión.

Nueve días después de conocerse el engaño de las mascarillas, el segundo contrato del Govern se ajustaba de nuevo a la arbitrariedad de un «negociado sin publicidad», acogiéndose a la situación de «emergencia». Se desembolsaron 57 mil euros, correspondientes a gastos anejos al encargo principal incumplido, siempre según los datos aportados por el propio ejecutivo a la Plataforma de Contratación del Sector Público.

Las relaciones del PSOE con la trama de Koldo demuestran por tanto una implicación absoluta, por encima de las deficiencias flagrantes en el suministros de un millón y medio de mascarillas caducadas sin estrenar.