Lletra menuda

Escarmiento estéril para facilitar una casa digna

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Impactante. Dos millones de sanción para un policía desaprensivo capaz de alquilar hasta 68 infraviviendas en sitios lúgubres, preferentemente a inmigrantes fuera de regulación. Los hechos no admiten benevolencia ni aprobación, pero con el escarmiento excepcional aplicado ocurre lo mismo que con el temporal marítimo. Hay que medir sus efectos desde la calma posterior.

Seguramente la conselleria de Vivienda piensa que se ha lucido con el multazo, pero en realidad no ha hecho más que retratar en gran formato la incapacidad de la Administración para contrarrestar de raíz formas delictivas opacas y, sobre todo, afrontar con solvencia el serio y grave problema del cobijo residencial en Balears. La sanción es de una ejemplaridad nada práctica. Tiene mucho de virtual y nada de efectiva porque dos millones de euros son incobrables a un policía de comportamiento y economía en negro. Los especuladores y estafadores solventes usan otras artes. Con todo ello, lo que de verdad importa es que los inquilinos de sótanos y trasteros en precario siguen malviviendo en ellos porque no tienen adonde ir o no pueden afrontar un arrendamiento digno que hoy ya exige más del equivalente a los ingresos de un sueldo dado por normal.

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