El Parlament ofrece una clase magistral de canibalismo político

Mientras Vox busca una salida a la crisis entre dos facciones que se desprecian y se humillan, Marga Prohens busca aprovechar la situación para convertir al PP en el único partido de la derecha

El presidente del Parlament, Gabriel Le Senne.

El presidente del Parlament, Gabriel Le Senne. / B. Ramon

Guillem Porcel

Guillem Porcel

«¿Qué te esperabas de este subnormal si viene de Ciudadanos?». Esta perspicaz e ingeniosa expresión, pronunciada por uno de los cinco rebeldes cuando Gabriel Le Senne concedió un turno de palabra por alusiones al portavoz del PSIB, Iago Negueruela, cuando la presidenta del Govern, Marga Prohens, utilizó una fotografía del terrorista Txapote en el Parlament, sintetiza perfectamente el estado de las relaciones personales dentro del grupo parlamentario de Vox, que siempre tuvo dos facciones. Cuando la dirección nacional decidió por imposición que Le Senne debía ocupar el trono de presidente del Parlament ―entró en la Cámara gracias a la salida de Jorge Campos porque no había obtenido escaño en las elecciones― comenzó una espiral de desconfianza y recelo dentro del grupo que alcanzó su cénit con su expulsión fulminante.

El grupo parlamentario de Vox ha ofrecido al gran público una clase magistral de canibalismo político. La llegada de Le Senne y Patricia de las Heras, la presidenta del partido situada ahora a los pies del caballo por su propio partido, acabó con la supuestamente apacible convivencia dentro del «cortijo», en palabras de la propia De las Heras. Por si había dudas, el líder del partido, Santiago Abascal, aclaró este viernes que el objetivo principal era neutralizar y doblegar a los rebeldes, sin ambages: «Todas las crisis hacen daño a los partidos, pero Vox ha mostrado fortaleza, no ha cedido y ha mantenido su posición. Nosotros no permitimos que nadie pueda robar la voluntad de aquellos que han confiado en nosotros. No ha ocurrido en Baleares. Unos compañeros cometieron un error y ese error ha sido subsanado». Los profesores Jordi Balló y Xavier Pérez, a cuenta de Drácula, resumen de forma cristalina lo que ha ocurrido durante estos meses en Vox Baleares: «La novelacaba con el arrinconamiento y persecución del intruso, y su destrucción después del sacrificio de algunas víctimas propiciatorias. Pero el nivel de contaminación que se ha producido por el camino invita también a pensar que un nuevo brote de malignidad puede estallar en cualquier momento».

La cruenta crisis de Vox, que desde el primer momento fue una lucha por el poder y el dinero en la que nadie se fía de nadie, sobre todo Madrid, puede resumirse en una frase pronunciada por una diputada rebelde cuando la dirección nacional intentó que saliera adelante el primer techo de gasto: «¡Nos tienen tutelados!». Ambas partes han decidido darse una tregua pública la crisis navajera sigue abierta, pero ahora con maquillaje hasta que encuentren una solución. Fuentes implicadas aseguran que la figura de De las Heras, presidenta del partido y diputada, ha quedado muy tocada y no descartan que sea descabalgada después de hacerse público el informe sobre Jorge Campos en el que se le acusaba de enriquecerse de forma ilícita cuando dirigía el partido y el grupo parlamentario.

Mientras todo saltaba por los aires, la católica Marga Prohens veía el toreo desde la barrera y dejaba que su socio se desangrara a ojos de todo el mundo. Todo ello parapetada en la tranquilidad que aportan unos Presupuestos aprobados, al menos hasta que las camisetas verdes tengan la capacidad de hacer temblar los cimientos del Consolat. La presidenta y su equipo se han esforzado por marcar un perfil claramente presidencialista para situar al PP en el orden y a Vox en el caos han iniciado una campaña en redes llamada Centrados en lo que importa, con el objetivo de aprovechar también la fragilidad de El Pi y la desaparición de Ciudadanos para convertirse en el único partido de la derecha en Balears en una semana en que Unió Mallorquina ha anunciado su renacimiento.

Mafia Gregoriana ya explicó que en una calle cortada solo puedes marcha atrás, por lo que los rebeldes subyugados de Vox se percataron de que fuera del partido hace mucho frío y decidieron recular y abdicar, una vez más, de todas sus exigencias. Las mismas fuentes de la dirección nacional que hace unos días reconocían a este diario que los díscolos «querían asaltar el casino y no les ha salido tan bien como esperaban», van incluso más allá ahora que la humillación es pública y notoria: «El casino siempre gana. ¿Adónde iba a ir Idoia [Ribas] si se convocaban elecciones? Fuera de Vox aguantarían dos días».

Mientras Prohens trata de que volver a aglutinar a toda la derecha entorno al PP, la izquierda post-Armengol apuesta por un adelanto electoral, a pesar de que sus dirigentes reconocen en privado que sin un Podemos/Sumar fuerte, el Pacto de Progreso tiene muy complicado recuperar el poder.

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