Despedido un trabajador de la fundación Miró por coger una aspiradora del centro
Llevaba más de 20 años de empleado y fue descubierto a través de las imágenes de la cámara de seguridad
Un juez de Palma ha confirmado el despido del que fue jefe de mantenimiento de la fundación Pilar y Joan Miró, en Palma, debido a que cogió sin permiso una aspiradora y se la llevó a su domicilio. Cuando fue descubierto y después de decir varias veces a su jefa que no sabía nada del paradero del aparato, lo devolvió, mostró su arrepentimiento y pidió perdón. Sin embargo, de nada le ha servido porque la fundación consideró que este comportamiento violó el principio de buena fe y su decisión fue despedirle.
Este trabajador era uno de los empleados más antiguos de la fundación. Llevaba más de 20 años trabajando y ocupaba el cargo de jefe de mantenimiento. Fue en noviembre del año 2021 cuando se descubrió la desaparición de una aspiradora profesional que habitualmente estaba en la zona de talleres gráficos, conocidos como «casa de l’Amo». Se pidió a los trabajadores si alguno de ellos había visto el aparato y uno de ellos fue el jefe de mantenimiento. Su respuesta fue que no lo había visto y por lo tanto no sabía nada de su paradero. El empleado incluso llamó delante de su jefa a varios operarios para pedirles si habían visto la aspiradora, pero todos le respondieron que no sabían nada.
Ante esta situación, la responsable de la Fundación solicitó a la empresa de seguridad el visionado de las imágenes de las cámaras instaladas en el edificio. Así se descubrió que días antes de detectarse la desaparición, el jefe de mantenimiento llegó a la fundación alrededor de las siete y media de la mañana. Llegó con su coche y solicitó las llaves del taller gráfico. Se comprobó que el responsable de mantenimiento cogió la aspiradora y la metió en el maletero de su vehículo. Se supone que la llevó a su domicilio.
Ante esta evidencia el trabajador mostró su arrepentimiento. Escribió una carta pidiendo perdón y reconociendo que había cometido un error. Apeló a su antigüedad en la empresa.
La fundación Joan Miró inició un expediente disciplinario contra el jefe de mantenimiento. Se recordó que los empleados no pueden llevarse ningún aparato técnico sin la autorización previa de la empresa y en este caso no se había solicitado este permiso. Es más, se cuestionaba que el trabajador hubiera mentido y se hubiese desentendido de la desaparición del aparato. La Fundación llegó a la conclusión de que se trataba de un comportamiento muy grave, que se castigaba con el despido.
El trabajador recurrió el despido y dijo que era una costumbre conocida por la empresa que los empleados realizaran un uso privado de estos aparatos técnicos. Dijo que lo habían despedido para deshacerse de un trabajador con una gran antigüedad, para ahorrarse costes.
Sin embargo, el juez considera que el despido en este caso está más que justificado.
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