Requisitos para encontrar piso en Mallorca | El duro 'casting' que pasan cada día dos amigos: "En tres meses no hemos conseguido ver ninguno"

Una pareja de compañeros de trabajo relata a este periódico su desesperada búsqueda en el mercado del alquiler en la capital balear

Denuncian el duro proceso de selección que hay que pasar para conseguir una simple visita. "Ahora ya no eliges el piso, el piso te elige a ti", denuncian

Dos amigos observan los anuncios de una inmobiliaria.

Dos amigos observan los anuncios de una inmobiliaria. / Eduardo Ló.

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Trabajan en la misma empresa y buscan piso. Tienen sueldos precarios. Son jóvenes, preparados. Además se han hecho muy amigos. Con el fin de compartir gastos, buscan una vivienda para alquilar en Palma.

Este es un caso muy habitual en la capital balear, donde las dificultades para arrendar un inmueble con el fin de residir de forma habitual son cada vez mayores, no solo por los precios, sino también por la escasez de oferta.

"Llevamos buscando piso desde el mes de septiembre y en todo este tiempo no hemos conseguido ver ninguno. O nos contestaban que ya estaba alquilado o al responder algunas preguntas ya no nos volvían a decir nada", explican Cristina y Julio, ambos periodistas de 27 y 25 años, respectivamente.

Cristina asegura que ya habrá escrito o llamado a más de 60 anuncios de pisos en alquiler. "Miro Idealistaentre tres o cuatro veces al día. Y las ofertas vuelan. Duran muy pocas horas en la plataforma", asegura.

Cuando los caseros o inmobiliarias contestan, comienza el bombardeo de preguntas: ¿Qué cobras? ¿Es para ti solo/a? ¿Tu compañero/a es tu pareja? ¿Tienes referencias? ¿De qué trabajas? ¿Eres de Mallorca?

Una vivienda que se alquila.

Una vivienda que se alquila. / DM

"Es como enviar un currículum"

"Cuando escribo a los anuncios yo también me preparo un texto, una especie de currículum que pueda gustarles y les dé confianza a los caseros o a las inmobiliarias. Por ejemplo digo que no fumo, que no tengo mascotas, que soy limpia, que pasaría gran parte del día fuera del piso porque trabajo mucho, un aspecto que gusta mucho a los arrendadores", relata Cristina.

"Veo que también miran mucho si eres de aquí y tienes familia con propia casa. Supongo que es porque quieren asegurarse de que, si te quedas sin trabajo y no puedes pagar el piso, no te quedarás de okupa porque tienes la posibilidad de irte a casa de tus padres", expone.

"Todo esto es una suerte de casting online donde el más fuerte se lleva el piso", denuncian Cristina y Julio. "Ahora ya no eliges el piso, el piso te elige a ti", protestan.

Julio busca emanciparse de sus padres en Palma. Cristina lleva años viviendo fuera del hogar familiar, pero debe encontrar un piso antes del 1 de febrero, fecha en la que debe abandonar la habitación que tiene arrendada. "He vivido en Madrid, donde la vivienda también es un problema. Pero en Palma es peor, hay muchísima menos oferta y cada vez veo más imposible conseguir un piso", confiesa Julio.

"Yo ya ni miro si es un piso exterior, si tiene ascensor o no, todo eso ya da igual, busco una cama y un sitio donde tener mis cosas", apunta Cristinta. "Sí, buscamos un sitio que tenga una simple cédula de habitabilidad y ya está", continúa Julio.

A través de un conocido

Ambos empiezan a pensar que la única manera de encontrar un piso en Palma es a través de un conocido, "porque a los anuncios ya ni contestan o nunca nos seleccionan". Ambos se plantean mentir sobre su relación de amistad actual. "A partir de ahora diremos que somos pareja. Tienen mejor aceptación las parejas en este tipo de procesos de selección porque gastan menos y porque después es más sencillo que dejen el piso los dos a la vez y no que se quede uno solo con un sueldo que a lo mejor no le permitirá asumir las mensualidades".

Cristina tiene incluso un perfil en Badi, una aplicación creada para compartir piso en España. "Es como un Tinder para compartir piso", dice. "Me apunté hace dos o tres años y la verdad es que fui a ver un montón de pisos. Ahora hay poquísimos", lamenta.

Cristina y Julio están desesperados. "No puedes comprar un piso, pero tampoco alquilarlo. ¿Qué hacemos entonces con nuestra vida?", se preguntan. "Incluso pienso en el sótano de Joan Miró donde se alquilan habitaciones por 300 euros y me planteo mirar una", dice apenada Cristina. "Toda esta situación es un disparate".