Mallorca se queda sin Moët & Chandon

La crisis arrastrada desde la pandemia, junto a la subida de precios y la entrada de nuevos mercados, está provocando una situación de desabastecimiento en las Islas

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

Mallorca no se va a quedar sin brindar. O al menos, de momento. La crisis vinícola sufrida durante la pandemia de la COVID-19, que mantuvo la producción parada y las bodegas de las productoras y distribuidoras llenas, parece que todavía está dando sus últimos coletazos en el mercado nacional, y, en concreto, en el balear.

Los mercados emergentes, en este caso el asiático y el americano, están copando la demanda de algunos champanes y vinos de alto standing, cuyas empresas productoras se están ofreciendo al mejor postor elevando de este modo los precios y gerenando una situación de escasez en las Islas. Así lo confirma el presidente de la Asociación Balear de Sumilleres, Daniel Arias, quien asegura que el año pasado la demanda se disparó y "fue un drama".

"Los principales consumidores de los productos de lujo ahora son Estados Unidos y el mercado asiático. Ahí es venta segura, cuando envías la mercancía la cobras", explica Arias, apuntando que en España, estas transacciones se cobran pasados 60 días, por lo que a las grandes empresas les beneficia más poder obtener ingresos con más facilidad y velocidad. "En Portugal, España, Italia, estamos sufriendo desabastecimiento de champán por esos motivos", lamenta el presidente de la ABS.

Este desabastecimiento está llegando hasta las productoras de vino nacionales de reconocimiento internacional como Vega Sicilia, quienes, según Arias, "en dos años han triplicado su valor". Este fenómeno está afectando también a la restauración, ya que en muchos casos las empresas no están dispuestas a cambiar su elección de vino o champán pese a la amplia variedad que desde las distribuidoras se esfuerzan en importar como solución a la falta de existencias de otros productos como Moët & Chandon. Sin embargo, los países del norte de Europa, tales como Suecia, Alemania o Suiza, también están influyendo en la falta de producto nacional, ya que en los últimos años han incrementado su importación de vinos cosechados en España.

Existen otros factores también están influyendo en el desabastecimiento, como el cambio climático, tal y como explica Arias, que está provocando que la vendimia se adelante y se genere "menos cantidad, pero de más calidad".

Curiosamente, esta problemática también está teniendo un gran impacto sobre un elemento fundamental en los restaurantes: la carta. Muchos restauradores se están viendo afectados por la incertidumbre de saber qué vinos o qué champanes ofrecerán en su negocio dependiendo de su disponibilidad, en función de la cual los introducirán o no en carta. Muchos de ellos, sobre todo los negocios de cierto nivel y reputación, no pueden permitirse tener en carta un vino que no podrán ofrecer, por lo que este año se han retrasado al máximo las impresiones de las mismas a la espera de conocer qué productos podrían ofrecer a sus consumidores.

Sin embargo, desde la Asociación se espera una "estabilización" del mercado una vez se haya recuperado el nivel de producción. La única incógnita que todavía está en el aire es conocer qué pasará con estos mercados emergentes que están copando la compra de estos productos de alta calidad, los cuales, según parece, todavía se podrán seguir disfrutando en Balears.