El empresario del caso ORA: «Si señalaba a Gijón me iba a casa como un ‘champion’»

Antoni Roig dice que los investigadores le presionaron para que confesara el pago de sobornos

El tribunal le pregunta cómo afectó a su reputación la condena por corrupción, pactada con Fiscalía, por el caso IME 

Manuel Penalva y Miguel Ángel Subirán.

Manuel Penalva y Miguel Ángel Subirán. / B. Ramon

Marcos Ollés

Marcos Ollés

El empresario Antoni Roig aseguró este martes en el juicio que los investigadores del caso ORA le presionaron varias veces para que confesara el pago de un soborno «de un millón y medio de euros» a Álvaro Gijón, a quien calificó de «amigo». «Todo iba encaminado hacia eso. Yo tenía claro que si señalaba a Gijón me iba a mi casa como un ‘champion’», aseguró Roig, que calificó estas situaciones de «coacciones y amenazas» e insistió en que el proceso de adjudicación fue limpio.

Roig, que reclama una indemnización de 1,2 millones de euros a Penalva, Subirán y los agentes de Blanqueo, atribuyó a su implicación en el caso ORA, por el que estuvo tres semanas en prisión preventiva, un gran «daño reputacional» por el que tuvo incluso que cambiar el nombre de su empresa, ahora llamada Urbia. El tribunal preguntó cómo afectó a su imagen su condena por corrupción en el caso IME, un año de prisión por inflar facturas con cargo al erario público, como él mismo confesó tras pactar con la Fiscalía. Roig replicó que llegó a ese acuerdo «para cerrar el episodio» aunque «no había cometido ningún delito». «Lo grave fue el caso ORA. Pasé a ser un apestado», proclamó.

Durante dos horas, el empresario contó que en cuanto fue detenido en octubre de 2016 el subinspector acusado, Miguel Ángel Blanco, le habló del soborno a Gijón. «Me dijo que sabían que había pagado un millón y medio de euros y un piso y lo mejor que podía hacer era decir la verdad. Yo no tenía ni idea. En el juzgado todo iba encaminado a que dijera que había pagado a Gijón. Yo tenía claro que si lo señalaba me iba a mi caso como un ‘champion’,», dijo Roig. De acuerdo con su relato, también durante su estancia en prisión Blanco contactó con él, a través de otros policías.

«Mi gran delito es que era amigo del señor Gijón y a partir de ahí se montó una historia», sentenció. Admitió así su relación con el político del PP, con quien estuvo de vacaciones en Formentera. «No fue un viaje romántico, había otras 12 o 13 personas. Íbamos en manada», señaló.

El empresario aseguró que los investigadores cometieron errores en sus pesquisas y aseguró que desmontar el informe policial sobre el concurso de la ORA «estaba chupado». Dijo que no denunció en su momento «porque no estaba el horno para bollos». Roig dijo además que cuando los policías Juan Márquez y Juan Palomo le llamaron en 2019 para interrogarlo sobre las supuestas irregularidades vio «el cielo abierto».

La mujer de Roig, Carmen Segura, contó que cuando su marido estaba preso fue a renovarse el DNI y se le acercaron los agentes de Blanqueo Blanca Ruiz e Iván Bandera. «Me dijeron si mi marido quería declarar, porque tenían más causas para meterlo más veces en prisión», contó. No denunció lo que ahora califica de coacción porque «estaba aterrada».

En la sesión del martes declararon también tres directivos de Dornier y API, las empresas que formaba parte de la UTE con Roig en el concurso de la ORA, que fueron imputados. Todos cargaron contra Penalva y Subirán y aseguraron que les ofrecieron pasar a ser testigos si reconocían amaños o sobornos en la adjudicación. «Me sentí totalmente presionado y coaccionado», señaló uno de ellos. Finalmente, un funcionario del Ayuntamiento de Palma que fue interrogado entonces como testigos aseguró que fue tratado «duramente» y que Subirán le dijo que «ocultaba algo y podía acabar en los calabozos».

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