El año en que votaremos peligrosamente

La superposición de cuatro convocatorias electorales en ámbitos hoy gobernados por la izquierda en Balears y Madrid definirá políticamente a 2023 - Puede ocurrir que Armengol gane y Sánchez pierda el poder, pero en ningún caso Prohens accederá al Consolat y el PSOE mantendrá el Gobierno central

El año de los grandes triunfos socialistas en Balears fue 2019, pero 2023 es otra historia.

El año de los grandes triunfos socialistas en Balears fue 2019, pero 2023 es otra historia. / M.MIELNIEZUK

Matías Vallés

Matías Vallés

Amanece el año en que votaremos peligrosamente, las elecciones concentrarán la tensión política en 2023. En el PSOE balear, Francina Armengol persigue una marca sin precedentes. El PP de Marga Prohens busca la estabilidad perdida, tras haber despedido al único candidato autonómico de su historia que nunca será president, Biel Company. Los socialistas necesitan estimular la diversidad de un gabinete que han vampirizado, los populares ya se han resignado a que su Govern y su Gobierno solo llegarán de la mano de hierro de Vox. Sin descartar el arbitraje autonómico de El Pi, regreso a la casilla de Unión Mallorquina.

La superposición de cuatro convocatorias electorales, en ámbitos hoy gobernados por la izquierda así en Balears como en Madrid, definirá y absorberá a 2023. Los progresistas han de resistir asaltos populares de resultado más que incierto en Cort, Consell, Govern y Gobierno. Ni los más optimistas colocan cuatro unos en la quiniela. El ayuntamiento de Palma, controlado hoy por un solo voto de margen, es el eslabón más débil. Mallorca le sigue en fragilidad, alcanzar el fin de año asediados en el Consolat sería un resultado apreciable para los socialistas más escépticos. Cuatro derrotas implican un cambio de ciclo en la historia de España.

Armengol tiene marca propia, a riesgo de que sea insuficiente. | PSIB

Armengol tiene marca propia, a riesgo de que sea insuficiente. | PSIB / Matías Vallés

Al margen de lo ideológico, la tentación iconoclasta que supone la llegada de la derecha aporta un suplemento vitamínico. Para preservar su hegemonía, la izquierda ha de vencer la inercia tras dos mandatos consecutivos en los cuatro ámbitos considerados. El signo de los tiempos apunta a un cambio de mayorías, así el 28 de mayo como en diciembre.

En el Gobierno y el Govern, ninguno de los titulares permaneció más de dos mandatos en el cargo, a excepción de Felipe González y Gabriel Cañellas (pueden añadir a Ramon Aguiló y Joan Fageda en Cort). El creador del cañellismo convivió doce años con La Moncloa felipista, y el socialista sevillano acabó arrastrando en su agonía al patriarca mallorquín, al interponerlo como un obstáculo en el irresistible ascenso de José María Aznar.

La suma de elecciones no posee la propiedad conmutativa. Por ejemplo, es posible que Armengol salve milagrosamente el Consolat y que Sánchez pierda incluso con estrépito en Madrid medio año después. En cambio, un triunfo de Prohens más Vox en las autonómicas garantiza la debacle sanchista en las generales. En ningún caso habría reválida socialista en Madrid.

Prohens depende de la cotización fluctuante de Núñez Feijóo. | PERE JOAN OLIVER

Prohens depende de la cotización fluctuante de Núñez Feijóo. | PERE JOAN OLIVER / Matías Vallés

La Comunidad Valenciana es el alma gemela electoral de Balears. Dos regiones con una derecha tradicionalmente poderosa, desbancada durante sendos mandatos por líderes con personalidad propia y un extraño magnetismo homogeneizador de sus entornos, escoltados por Podemos y la fuerza ecosoberanista de Compromís/Més. Los sondeos zigzagueantes apuntan a que ambas autonomías registrarán marcadores electorales gemelos.

De ahí que si el PSOE pierde las comunidades valenciana y balear, las generales también quedan sentenciadas contra los socialistas, en especial tras contemplar las nulas perspectivas en semilleros tradicionales como Andalucía. En cambio, la victoria en Balears y en Valencia sería solo un síntoma tranquilizador para Sánchez, una condición necesaria pero insuficiente y en ningún caso un game changer. Por lo mismo, la derrota en el Consolat implicaría un batacazo reversible para Feijóo.

Los socialistas se erigieron en la fuerza más votada en la media docena de elecciones celebradas en Balears en 2019. Por primera vez en cuarenta años superaron al PP en unas autonómicas, y Sánchez remató dos victorias en el archipiélago como no ocurría desde Zapatero’07. Fue el annus mirabilis del PSOE, por mucho que la pandemia parezca haber extirpado la realidad anterior. Cuatro años después, Armengol y Prohens desean un feliz 2023 a todos sus conciudadanos, excepto a Prohens y Armengol respectivamente.

González y Cañellas, los únicos con más de dos mandatos. | EFE

González y Cañellas, los únicos con más de dos mandatos. | EFE / Matías Vallés

La rendición a sus pies y a buen precio de médicos conservadores, hoteleros, asociaciones empresariales y demás sociedad civil de pago garantiza que Armengol ostente marca propia, hasta el punto de que su dilema consiste en acertar con el grado de distanciamiento de la matriz madrileña del PSOE. La personalidad individual no le garantiza el triunfo, pero la distingue de una Prohens que pende por completo de la cotización fluctuante de Feijóo, más le valdría encomendarse a Federico Jiménez Losantos.

Aunque Prohens es once años más joven, a menudo aparece abrumada, superada en vitalidad por Armengol. La candidata popular debutó con una foto frente al Hat Bar de infausta memoria socialista, pero ni el asiento de mayor visibilidad en el Congreso ni la condición de sparring de Irene Montero han fortalecido su imagen de nueva Díaz Ayuso. Parece una líder en transición, solo ha heredado el nepotismo del todopoderoso PP balear del pasado siglo. De los Palomino a los Prohens.

Armengol y Prohens, ambas de acusada estirpe nacionalista, concurren al menos con paz interna. Ninguna cuenta en sus filas con un rival de consideración. Y dado que solo una presidenta puede sustituir a otra, Balears apunta a doce años gobernada por una mujer. En los hipotéticos debates preelectorales, habrá mayoría femenina. Son frutos de la ley de paridad auténtica por cremallera de Francesc Antich. Con la versión adulterada en Madrid, ninguna mujer ha alcanzado La Moncloa.

Se llega así al inevitable CIS. El dicharachero José Félix Tezanos se desplazó en persona al Consolat, para abrumar a Armengol con unos datos electorales magníficos hacia la presidenta. Por desgracia, la interlocutora del asesor áulico de Sánchez no se creyó la catarata de buenas noticias, casi ni se molestó en descifrarlas. La líder socialista ha entregado su destino al instinto y sus predicciones a las sensaciones. El mejor sondeo preelectoral de Balears es la audiencia televisiva del mensaje navideño de Felipe VI, que ha doblado a la registrada en Cataluña y se ha colocado a la altura de Madrid. En efecto, negros presagios para la izquierda republicana.

La deconstrucción del último barómetro del CIS aventura que en Balears «hay partido», por ponerlo en boca del Consolat. Por desgracia para los socialistas, la valoración de su presidenta y de su Govern muestra vértices preocupantes en la misma encuesta. Balears posee el quinto gobierno regional más apreciado, por debajo de Aragón, Canarias o Navarra. El gabinete aprueba con un 5,3. Por contra, Armengol es solo la octava presidenta en valoración personal, además de suspender. Por si sirve de consuelo, inspira más confianza y menos desconfianza que Ayuso.

En fin, 2023 marcará un nuevo criterio de cohabitación entre Balears y Madrid, después de los periodos 2003-04 (Aznar/Matas), 2007-2011 (Zapatero/Antich), 2011-2015 (Rajoy/Bauzá) y 2018-2023 (Sánchez/Armengol). Durante esos catorce años de coincidencia cromática, el Gobierno no ha contado con un solo ministro mallorquín, y la marca más favorable son las dos Secretarías de Estado vigentes. Algunas cosas nunca cambian. O la capital ha subido el listón, o se ha degradado la clase política mallorquina, o el nivel de influencia en suelo madrileño está bajo cero.

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