Las últimas horas de la Pasionaria de Mallorca la noche de Reyes de 1937
Su hermano Ignasi fue asesinado la noche anterior, aunque no se sabe si Aurora conocía la noticia
Las últimas horas de vida de Aurora Picornell son una incógnita porque se trata de un asesinato extrajudicial y no consta ningún testimonio fiable que explique el transcurso entre su salida de la cárcel y su muerte.
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El historiador David Ginard explica que pudo hablar con las mujeres que estuvieron encerradas junto a Picornell y se sabe con certeza que fue la noche del 5 al 6 de enero de 1937. Su hermano Ignasi fue ejecutado el día 4 de enero, aunque no se ha podido confirmar si la sindicalista conocía el asesinato al tratarse del día anterior a su muerte.
Detalla que existen testimonios orales en los que explican que su hija Octubrina recibió el permiso para entrar en la cárcel el día 5 de enero para poder estar con su madre. Esto lo cuenta Aina Llodrà, otra de las presas que estuvo junto a Picornell.
Relata que, a través de una resolución firmada por el gobernador civil, se ordenaba la salida de la prisión de varias presas entre las que se encontraba Picornell y las costureras Catalina Flaquer Pascua, Antònia Pascual Flaquer, María Pascual Flaquer y Belarmina González Rodríguez.
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A partir de su partida ya se pierde el rastro de la socialista ya que los falangistas no dejaron ninguna prueba. Ginard apunta que el lugar de su asesinato también sigue siendo una incógnita porque al principio se hablaba de que fue en Porreres, pero el hallazgo de los cuerpos en Manacor cambia la perspectiva de los hechos.
«Uno de los sistemas de asesinatos extrajudiciales más común que practicaban consistía en que aparecían con una orden firmada por el gobernador civil para poner en libertad a una serie de presas gubernativos. Estos reclusos no estaban sometidos a un consejo de guerra. En ese caso el gobernador no habría podido dejarlas en libertad», expresa Ginard.
Por tanto, su modus operandi era conocido: ponían en libertad a las prisioneras sobre el papel, pero en realidad las introducían dentro de un coche para llevarlas al lugar donde las asesinaban: «Se cuenta que ya sabían que iban a morir porque la orden llegaba de noche».
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