Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Àngels Barceló: «Desde que llegué a Madrid me paso la vida explicando Cataluña»

«No habría dormido a gusto si no hubiese hablado de los audios de Ferreras en el programa» - «Ya no es posible sacarle un titular a un político»

Àngels Barceló, en una imagen del año pasado en Palma. | M. MIELNIEZUK Jaume Bauzà

¿Qué temas abordarán aprovechando su visita a Mallorca?

Sobre todo hablaremos de cómo ha ido la temporada turística. Haremos balance de un verano que ha significado la vuelta a la normalidad tras la pandemia. Pero no solo hablaremos de cifras de ocupación, también haremos un recorrido por los personajes que han tenido a la isla, como fuente de inspiración como Chopin. Personas que desde allí hicieron cosas para todo el mundo.

Quienes viven en Madrid saben muy poco de los problemas que hay en Mallorca. En cambio aquí estamos informados hasta del tráfico que hay en la capital. ¿El periodismo peca de ‘madridcentrismo’?

Sí, pecamos de ‘madridcentrismo’. Uno de los objetivos de las salidas que hacemos con el programa es explicar que fuera de la M-30 hay vida y también hay problemas, como en Mallorca con el tema de la vivienda. Nuestra voluntad es trasladarlo, pero es verdad que todos los medios de este país prestamos excesiva atención a lo que pasa en Madrid.

¿Es posible sacarle un buen titular a un político?

No, ahora ya no es posible. O al menos es muy difícil porque ellos vienen aleccionados de lo que quieren decir. Y sobre todo de lo que no quieren decir. Puedes preguntarles del derecho, del revés, de manera directa o indirecta. Y no solo no les sacas el titular, cada vez es más difícil que te respondan directamente la pregunta que les has formulado.

¿Polariza tanto la izquierda como la derecha?

Polariza infinitamente más derecha que la izquierda. Hace mucho más ruido la derecha que la izquierda, entre otras cosas porque sus terminales mediáticos son numerosos y hacen mucho ruido. 

¿Ha influido en ello la aparición de la ultraderecha?

No ha influido tanto la aparición de la ultraderecha como el ejercicio de la derecha de aproximarse a esa ultraderecha. El error de base es que la derecha creyó que la manera de competir con la ultraderecha era mimetizarse con su discurso en lugar de combatirla. 

Los resultados en las elecciones de Castilla y León y de Andalucía indican que España está girando a la derecha. ¿Hay razones para ese volantazo?

No sé si hay razones, pero es un hecho. Sobre todo por la mayoría absoluta de Andalucía, una comunidad autónoma que no conocía otro color que no fuese la izquierda y que había sido el granero de votos del PSOE. Hay un giro en la sociedad, pero no sabría decir por qué. ¿Hay descontento? Sí, y tú puedes castigar al que gobierna. Andalucía marcó un punto de inflexión y la izquierda se lo tendría que hacer mirar. Es un toque de atención porque no solo ganó la derecha, además lo hizo con mayoría absoluta.

Dicen que el ‘Procés’ está muerto. Entonces, ¿qué es lo que hay ahora en Cataluña?

Un desastre. Un gobierno en minoría que no quiere la ayuda de quien no sea independentista. Y unos exsocios que ahora están en la oposición que se dedican a boicotear todo lo que haga ese gobierno en minoría, aunque ellos lo respaldaran cuando gobernaban. No sé si el ‘Procés’ está muerto o aletargado, pero la normalidad institucional todavía no se ha establecido en Cataluña. Hay un gobierno muy débil porque ellos mismos se niegan a pactar y llegar a acuerdos con otros partidos de naturaleza de izquierdas. No habrá ‘Procés’, pero sí hay un desastre.

Usted es una catalana que ha expresado su oposición a la independencia, y a la vez trabaja en Madrid. ¿Se siente una extraña en Madrid y en Cataluña?

Cataluña es mi casa, soy catalana y ejerzo como tal. Llevo muchos años en Madrid y nunca me he querido cambiar el nombre. En Cataluña no me siento una extraña, por mucho que haya quien intente hacerme sentir así. Es mi tierra, y nadie me retirará el carnet de catalana. En Madrid llevo desde 1997 y tampoco me siento una extraña, pero desde que llegué he tenido la sensación de tener que explicar Cataluña; me paso la vida explicando Cataluña.

¿Le importa lo que dicen de usted en las redes sociales?

No. Utilizo Twitter como una herramienta de trabajo para seguir a medios de comunicación y periodistas que me interesan. Pero no interactúo, ya tengo callo. No me afecta y no me interesa lo que se dice en redes sociales porque no las considero un foro debate. 

¿Los audios de Ferreras y Villarejo son mala praxis periodística?

Si das una noticia sabiendo que es falsa, es una mala praxis periodística. En nuestro trabajo te pueden colar un gol por mucho que contrastes. Pero si el gol te lo marcas en tu propia portería diciendo algo que sabes que no es cierto, es mala praxis.

Abordó ese tema en el ‘Hoy por Hoy’. ¿Se lo tuvo que pensar dos veces?

No. Era un tema que me interpelaba directamente como una periodista que ve cómo esta profesión tiene problemas serios, más allá de la precariedad del sector. Y cada vez vamos a peor. Esa noche no me habría dormido a gusto si no hubiese hablado sobre el tema en el programa.

¿Qué le aconseja a un periodista de 20 años? 

Que tenga mucha paciencia. Que si consigue trabajo va a llegar a un mundo laboral muy precario en una profesión muy dura. Requiere muchas horas y dedicación porque tienes que leer y estudiar mucho. Hay que estar muy pendiente todo el rato. Pero si le gusta, a muerte con ello.

¿’Hoy por Hoy’ sigue siendo el programa de Iñaki Gabilondo?

Es el estandarte, pero quien se pone al frente de un programa lo hace suyo. Sería un error querer copiar. Ha sido el ‘Hoy por Hoy’ de Francino, de Pepa Bueno y ahora el de Àngels. Gabilondo marcó el camino y yo volví a titular la tertulia ‘El Abierto’, como lo hacía él. Todos hemos bebido de aquella fuente, pero el programa ha tenido la personalidad de los directores que ha ido teniendo.

¿Qué le queda por hacer en el periodismo? ¿Dónde la veremos o escucharemos después de ‘Hoy por Hoy’?

No me veréis en muchos sitios [risas]. ¿Qué me queda por hacer? Seguir informando de las cosas que pasan. Por ejemplo, ahora estamos inmersos en el caos político del Reino Unido, que es fascinante y es algo que no había vivido. Pero tengo 59 años para 60, no me queda mucho por hacer. Soy muy feliz haciendo lo que hago, aunque es un trabajo muy esclavo y exigente. No sé dónde me veréis después de esto, quizá en Balears mojándome los pies en el agua.

Compartir el artículo

stats