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El Pacto afronta un ‘otoño caliente’ con el fin de atajar la desmovilización

Después de casi ocho años gobernando, las islas siguen afrontando grandes problemas relacionados con la masificación turística, la emergencia habitacional o el cambio climático

Victoria del PSIB de Armengol en 2019. PSIB

Los partidos del Pacto afrontarán este nuevo curso político que empieza en septiembre con muchos deberes pendientes y con una preocupación añadida: la posible desmovilización del electorado -principalmente el de izquierdas- en las próximas elecciones de 2023. Las islas viven, año tras año, temporadas de récord en los indicadores de saturación turística, con espacios totalmente masificados a los que es imposible acceder, dificultades crecientes para acceder a una vivienda o salarios estancados pese a la inflación desbocada. Las imágenes de lugares totalmente abarrotados de gente, así como carreteras llenas de vehículos, trasladan un mensaje al votante: las soluciones están siendo totalmente insuficientes.

Dentro del Pacto conviven visiones y análisis muy diferentes respecto a las aspiraciones políticas de la izquierda. Aunque en público no admiten ningún tipo de preocupación y se limitan a decir que revalidarán el poder, en privado los diagnósticos son más contenidos. Todos son conscientes de que «se podría haber hecho más» y apuntan a la dificultad que supuso comenzar la segunda legislatura con una pandemia «que ha trastocado todos los planes». Pese a ello, hay que tener en cuenta que las Administraciones públicas han contado con presupuestos históricos para este año.

Los líderes de Més per Mallorca, Lluís Apesteguia y Jaume Alzamora.

Los partidos temen que las medidas llevadas a cabo durante las dos legislaturas no estén suponiendo una mejoría palpable para los ciudadanos de las islas. Dirigentes de las tres formaciones reconocen que están siendo años «de contradicciones» porque, pese a llevar a cabo medidas de carácter progresista relacionadas con la transición energética, la construcción de viviendas de protección oficial o aportando más recursos a la sanidad pública, la sensación general es que «no están sirviendo de nada».

Las islas siguen afrontando un problema que parece crónico: la emergencia habitacional. La gran mayoría de los ciudadanos confiesan que esta es una de las principales preocupaciones, tanto para ellos mismos como para sus allegados. El problema ya no se circunscribe solamente a Palma, sino que ya se ha extendido a todos los rincones de las islas. En una reciente estadística, el 81 por ciento de los encuestados apuntaban que los precios de alquiler y compra son «desorbitados», y denunciaban las consecuencias que tiene la gentrificación y la «elitización» de determinadas zonas como causantes de este encarecimiento inmobiliario. Hasta el momento no ha dejado de crecer y, además, Balears sigue atrayendo a extranjeros de alto poder adquisitivo que están comprando segundas residencias en las islas, con el efecto directo que esto tiene para los residentes.

La constante llegada de cruceros ha dejado en los últimos años algunas imágenes que quedarán impregnadas en la retina del votante de izquierdas, que ya concibe la situación actual como de «colapso». Sin ir más lejos, este fin de semana Ciutat ha recibido cinco cruceros de forma simultánea y descargó unas 16.500 personas desde primera hora de la mañana. Parece que el acuerdo entre el Govern y las navieras sigue estando «muy lejos» de las exigencias de los socios.

Los dirigentes de Podemos, tras la elección de Antònia Jover como coordinadora general. ANTONIA JOVER. NUEVA LIDER DE PODEMOS

Crisis como la del Consell de Mallorca están suponiendo un «lastre» para todas las formaciones porque las consecuencias públicas son «directas y difíciles de compensar». Eso sí: Podemos y Més per Mallorca ponen el foco en sus socios del PSIB-PSOE porque «tienden a ir por libre». En este sentido, argumentan que un punto importante de cara a las próximas elecciones es que «entiendan que sin nuestros votos no pueden gobernar».

Dirigentes de Més per Mallorca y Podemos reconocen que la conselleria de Movilidad y Vivienda, en estos momentos liderada por el socialista Josep Marí, no está siendo «nada efectiva» para tratar de dar soluciones a ambos problemas. Consideran que no se está atajando el problema de forma directa y lamentan las consecuencias que esto está teniendo para los ciudadanos. A esto hay que añadir el estancamiento de la ley estatal de vivienda, que sigue aparcada en el Congreso de los Diputados.

Preguntado por esta cuestión, el líder de Més per Mallorca, Lluís Apesteguia, afirmaba en la reciente entrevista con este diario que «existe el temor de que la gente no se movilice». Y añade: «Esta será una de nuestras principales labores. La gente no debe ir a votar solo por el miedo, debe acudir a votar por el hecho de que considere que somos capaces de dar soluciones a sus problemas».

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