La conversación que han mantenido esta tarde el diplomático y colaborador de Diario de Mallorca Jorge Dezcallar y el expresidente de la Comisión Europea José Manuel Durão Barroso podría resumirse en una pregunta: ¿Cuál es la posición de Europa en el contexto geopolítico actual? Ambos son grandes conocedores, por experiencia y recorrido, de los principales focos de conflicto que amenazan el mundo tal y como lo conocemos. Curiosamente, y teniendo en cuenta que presentaban el libro de Dezcallar Abrazar el mundo, el mallorquín preguntó más que respondió, sabedor del interés que suscitaba el exdirigente portugués.

Dezcallar apunta que lo que está pasando en Ucrania forma parte de «algo más amplio» ya que se trata de una «quiebra de las reglas que han regido el mundo desde 1945». En este sentido, considera que el único beneficio de lo ocurrido es que Europa se ha unido «aún más» y ahora debe reflexionar sobre qué quiere ser.

En este sentido, Dezcallar reivindica que Europa debe dar un «gran paso» hacia una mayor integración si no quiere desaparecer y, por tanto, «debe tomar conciencia de los problemas que tiene»

Asimismo, incide en que la situación actual ha provocado que se haya revitalizado la unión transatlántica con EE.UU., además de efectos inesperados como el final del antimilitarismo alemán tras la decisión de aumentar su presupuesto de Defensa: «La OTAN sale muy reforzada de la guerra en Ucrania».

No obstante, detalla que «nos encaminamos a un mundo de bloques, de tensiones» en el que EE.UU. intenta «ponernos de su lado» frente al auge de China como potencia mundial, un hecho que provoca la «inevitable» confrontación entre ambos países: «Rusia ha roto el plato de la arquitectura global».

Por su parte, Durão Barroso defiende que el mundo «no es el mismo» después del 24 de febrero, inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, porque a partir de aquel momento se ha producido un «cambio de paradigma completo»

Durante los diez años que estuvo al frente de la Comisión Europa tuvo contacto directo con el presidente de Rusia, Vladímir Putin. Según relató, estuvo más de 25 veces con él en las cumbres que se realizaban entre el país y la Unión Europea. Todas aquellas experiencias tan directas con Putin le han llevado a considerarle como «un producto del resentimiento, un autócrata que quiere conservar su poder». En un momento de la conversación, confesó que en las reuniones globales como el G20 «nadie hablaba con él» y le describió como «más jugador de póker que de ajedrez», una diferenciación clave a su parecer tras todos los análisis que se han publicado sobre el líder ruso.

Además, cree que hay que tener «prudencia» porque es una persona «muy peligrosa que no va a aceptar el fin de la guerra si no puede decir que ganó». En este aspecto, apostilla que «hubo errores con Putin, pero no justifica lo que hizo»: «Si le consideras un criminal de guerra no puede haber reconciliación, es imposible».

En relación a la necesidad de potenciar Europa como proyecto común, se muestra «feliz» con la victoria de Macron en Francia porque el triunfo de Marine Le Pen hubiera sido una «muy mala» noticia para el conjunto de los países que forman la UE.

También tuvieron tiempo de hablar sobre la gestión de la crisis de la pandemia. Sobre ello, Dezcallar manifiesta que Occidente ha dado una imagen «muy negativa» con decisiones como el acopio de vacunas en lugar de ayudar a otras regiones donde no llegaban, lo que provocó una oportunidad para China de «hacer propaganda» con su apoyo a esos países: «Se está agudizando la competencia entre democracia y autoritarismo».

El dirigente portugués coincide con el análisis que hace Dezcallar en su libro, en el que plantea que vivimos mejor que antes pese al pesimismo actual: «Jorge reconoce la incertidumbre y procura no tener una posición dogmática». No obstante, reclama autocrítica en todos los países, y pone como ejemplo el «fallo» de la política a la hora de gestionar la pandemia porque «incluso los gobiernos más fuertes fracasaron».

Finalmente, han dialogado sobre la importancia de la verdad en las sociedades actuales, «tan regidas por la inmediatez y las redes sociales», y alertan de los posibles efectos de las noticias falsas: «El mundo está cada vez más polarizado, pero tenemos que pensar qué podemos hacer para cambiarlo».