Viajó a Ucrania desde Mallorca para pasar unos días tranquilos con su pareja, médico militar en Kiev. «Nadie creía que Rusia terminaría invadiendo el país y estallaría la guerra», justifica. «Ni yo ni la mayoría de los ciudadanos del país, que confiaban en que finalmente se impondría la solución diplomática, aunque fuera en el último momento», comenta. Pero no fue así. La madrugada del jueves se iniciaron las hostilidades y las bombas rusas empezaron a caer a pocos kilómetros de la capital, extendiendo el pánico con cada nueva detonación, reconoce.

El mallorquín cumple hoy dos días sin comer ni beber desde que estalló la guerra. «Con el miedo en el cuerpo y bajo el fuego de los bombardeos rusos», ha dejado a su pareja atrás y huido de la capital intentando recorrer los 617 kilómetros que le separan de la frontera con Polonia, su salvación y la de miles de ucranianos que escapan del horror de la guerra por el mismo camino.

Soldados apostados junto a la carretera que conduce a la frontera entre Ucrania y Polonia

«Los primeras bombas que cayeron en las proximidades de Kiev fueron terribles, todo el mundo entró en pánico con el estruendo que provocaban», relata. «Con cada sirena, con cada nueva explosión, la muchedumbre se lanzaba al suelo atemorizada», explica. «Me despedí de mi pareja cuando ya había noticias de enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre tropas rusas y ucranianas y tardé 24 horas en lograr subir a un autobús con destino a la frontera con Polonia. Allí llevo desde entonces en ayunas. Pude hacerlo porque tenía dinero en metálico y pasaporte, porque cuesta mucho conseguir una plaza en estos transportes. El autobús va muy lleno, la gente desesperada se pegaba para poder conseguir un asiento . Se produjeron gritos y empujones por la desesperación. Muchas familias se conformaban con conseguir una plaza para sus hijos pequeños, aunque ellos tuvieran que quedarse fuera, porque el Gobierno ha movilizado a todos los hombres menores de 60 años para la defensa del país» subraya. «Por el camino he visto carros de combate, soldado sy nos han sobrevolado cazas rusos. Cada vez que volvíamos a escucharlos el pánico y el terror invadían de nuevo a todo el pasaje», explica.

Cientos de ciudadanos se agolpan de madrugada junto al paso fronterizo con Polonia

"Me despedí de mi pareja cuando ya había noticias de enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre tropas rusas y ucranianas y tardé 24 horas en lograr subir a un autobús con destino a la frontera con Polonia. Allí llevo desde entonces en ayunas"

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«Todas las carreteras y autovías en dirección a la frontera polaca son vías de salvación, caminos para intentar sortear el horror, narra el mallorquín. «Las carreteras están llenas de gente que huye. Se conduce en una única dirección por los dos carriles, lo que provoca accidentes terribles», señala. «Avanzas y descubres coches y autobuses que han tenido accidentes frontales con otros que iban en dirección contraria y han quedado destrozados en medio de la calzada, sin nadie que tenga tiempo para retirarlos de ahí», comenta.

«También ves que muchos ucranianos han hecho acopio de armas de fuego. Te los encuentras formando patrullas a cada nuevo pueblo por el que pasas de camino a la frontera polaca o también cavando trincheras defensivas alrededor de esas poblaciones», relata.

Cansado por la huida yla peripecia, el mallorquín ha conseguido llegar a Krakovet, muy cerca de la frontera con Polonia. «Aquí hay una atasco terrible, con mucha gente que es obligada a dar media vuelta por la orden gubernamental de movilización de la población. El autobús va hacia la República Checa pero yo me quedaré en Polonia, seguramente en Cracovia. Y desde allí intentaré regresar a Mallorca», planea.

Un poco más tranquilo, a la espera de abandonar Ucrania, el mallorquín recuerda que ya estuvo en el país durante la crisis de 2014, cuando Rusia se anexionó a Crimea. Y también recuerda, todavía asombrado por la invasión, que hasta los primeros bombardeos del jueves la tranquilidad reinaba en Kiev. «Todo cambio de golpe».

Ciudadadanos que huyen de Kiev se calientan junto al fuego en los márgenes de la carrretera

A a primera hora del sábado, dejando atrás a su pareja en Kiev y el horror que ha provocado la invasión, el mallorquín ha conseguido entrar en Polonia, ya a salvo tras una una peripecia de casi tres días para abandonar el país.