El 'no a la guerra', con movilizaciones masivas en todo el mundo, llegó ayer a Palma. Cerca de 500 personas se han concentrado en la Plaza de España para denunciar la invasión rusa en Ucrania, pedir el cese de la violencia y exigir la adhesión del país eslavo en la OTAN.

Así, Palma se suma a las manifestaciones que se han producido alrededor de todo el mundo; en países como Bulgaria, Rumanía, Polonia o Estados Unidos, y en varias comunidades autónomas españolas, para mostrar su apoyo y solidaridad con el pueblo ucraniano.

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La de ayer en Ciutat fue especialmente emotiva. Ciudadanos de distintas nacionalidades entonaron el himno ucraniano y proclamas como «Putin asesino». Entre las pancartas, se podían leer consignas como «Stop war», «SOS Ucrania», o incluso algunas conmovedoras: «Por favor, ayudadnos a proteger el cielo, la tierra, a protegemos nosotros», decía un cartel.

Con la voz quebrada por la rabia y los ojos llorosos, varios participantes intervinieron en la concentración con manifiestos en ucraniano, castellano e inglés. «Todo el mundo está en peligro, sabed que Putin no quiere solo ocupar Ucrania», advirtió el presidente de la Asociación Familia Ucraniana, Yuriy Zubko, que recibió una gran ovación de los manifestantes al emocionarse durante su discurso.

Durante la protesta, el representante expresó, en palabras a este diario, que «Ucrania necesita apoyo militar y armas, no solo palabras». En este sentido, la comunidad ha abierto una caja de resistencia para los damnificados por el conflicto bélico.

Zubko recordó que el Memorándum de Budapest, firmado por Inglaterra, Estados Unidos y Rusia, se compromete a proteger el país ucraniano, por lo que es «obligación» de estas regiones «intervenir para frenar la guerra».

El responsable se mostró «sorprendido» por la alta participación y agradeció a los ciudadanos haberse movilizado: «Hay gente de todos los países, incluso de Latinoamérica».

Y rusos. Multitud de ciudadanos del país soviético participaron también en la concentración para protestar contra el jefe del Kremlin. Como Camila, cuya familia reside en Moscú, y aseguró que «la guerra no es culpa del pueblo», sino del presidente de su país. La joven acudió a la manifestación con su amiga Natalia, natural de la ciudad ucraniana de Lviv: «Nosotras somos el claro ejemplo de que ambos países se llevan bien, esto es cosa de los gobiernos», explicaron: «Por favor, que se acabe pronto, no queremos más violencia y todos tenemos mucho miedo».