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Los grandes hoteleros dejan escapar las joyas de la costa mallorquina

Formentor, Punta Negra, Galatzó o Blau Portopetro han pasado a empresas foráneas en el carrusel de compraventas ligadas a la pandemia

Panorámica del paradisíaco Hotel Formentor.

Los grandes hoteleros mallorquines se muestran dominadores en países situados a miles de kilómetros, pero se dejan arrebatar los enclaves paradisiacos de su isla que han cambiado de manos en el carrusel de compraventas ligadas a la pandemia. Con el bastión de Formentor como pérdida emblemática, el caso aislado se convierte en tendencia al observar la suerte que han corrido en paralelo los hoteles Punta Negra, Galatzó o Blau Portopetro. En los ejemplos citados, joyas de la costa mallorquina han pasado a ser controladas por empresas foráneas.

El tentador mercado turístico se ha agitado con la covid. La propiedad y gestión del hotel Formentor a cargo de los Barceló pertenecía al reino del romanticismo, por lo que no pudo hablarse exactamente de sorpresa cuando la familia mexicana Chico Pardo adquirió la propiedad del establecimiento, así como de las 1.600 hectáreas de la península circundante. Desembolsaron veinte millones como depósito, y 145 millones adicionales para cerrar la operación en 2020.

El Punta Negra, otro de los establecimientos estrella. H10 HOTELES

El patriarca Fernando Chico Pardo demostró una fe ciega en lo que su grupo calificó de «propiedad única», dado que procedió a sellar la operación sin preocuparse por visitarla antes. Es decir, creyó a distancia en Formentor, con más fe de la que exhiben los industriales turísticos nacidos en Mallorca hacia el producto insular. No es necesario esgrimir las historias y leyendas del establecimiento de Pollença, para refrendar que su valor estratégico obligaba a agotar las posibilidades de que conservara sus raíces mallorquinas. La cadena estadounidense Four Seasons se hará cargo de la explotación tras la costosísima reforma, que ya ha retrasado un año la anunciada reapertura.

El cinco estrellas Blau Portopetro debe su singularidad a que fue el primer complejo en funcionamiento del legendario Club Méditerranée. No posee ni aspira a la prestancia del Formentor, pero ocupa otro enclave que debería seducir a los bregados pioneros de la hostelería mallorquina. De hecho, si se necesita una prueba adicional de que la isla es contemplada por sus residentes como una zona de explotación intensiva, sin un atisbo de apego sentimental, ahí queda la venta del complejo de los Roxa a una cadena griega, una transacción que sería considerada humillante si el turismo dejara un hueco para el orgullo.

La compraventa del Blau Portopetro por el grupo heleno Ikos fue contemplada por los hoteleros mallorquines con la displicencia que alimenta la veteranía. Deberían medir su desdén, a la vista del empuje que derrocha Andreas Andreadis, que ya explota el Ikos Andalucía en la Costa del Sol, y que ha prometido una inversión de 110 millones en su hotel del sur de Mallorca antes de la reapertura programada para el año próximo.

Fachaza del Hotel Galatzó. HOTEL GALATZÓ

Andreadis inscribe su desembarco en las costa andaluza y balear dentro de una reivindicación histórica. «Los antiguos griegos establecieron colonias en estas costas antes de Cristo. Ningún griego había vuelto desde entonces, pero os anuncio que los griegos han regresado». Más allá del detalle de que Aristoteles Onassis invirtió en la creación del hotel Son Vida, se observa que los inversores extranjeros que se han aprovechado de las operaciones ligadas a la falta de liquidez asumen una visión más allá del negocio. Ikos significa casa, y la cadena ha comprado también en Ibiza. El Club Med fue el primer todo incluido hace sesenta años, ahora regresará con idéntica prestación en el segmento del lujo.

Tampoco el Punta Negra de Costa d’en Blanes puede competir con la mitología de Formentor, pero merece una consideración estelar más allá de su escaso grado de conocimiento entre los nativos. En su playa semiprivada se solazó Charles Hernu, el ministro de Defensa de Mitterrand, antes de ser destituido por la voladura con muerto del Rainbow Warrior de Greenpeace. También Zapatero incorporó el coqueto establecimiento, en cuyos bungalós se ha alojado la flor y nata del Reino, a las sedes de su Alianza de Civilizaciones junto a Erdogan o Desmond Tutu.

El complejo Blau Portopetro. BLAU HOTELS

En el hotel de Calvià, la familia Blanes se sumaba a los Barceló y los Roxa, al desprenderse del centenar y medio de habitaciones del Punta Negra por unos 90 millones de euros. Los compradores españoles de Blasson Property, debutantes en el negocio turístico, aseguran que la suma inicial y el centenar de millones de euros de las reformas están canalizados por inversores latinoamericanos, la misma fórmula puesta en práctica en el Formentor. También el desenlace es idéntico, la descapitalización mallorquina de otra zona privilegiada de la isla.

Sin salir del fértil litoral hotelero de Calvià, la Costa de la Calma enmarcará el nuevo desembarco en Mallorca de la no menos intrépida cadena Hilton. El grupo ya operó el Hilton sa Torre en el interior de Llucmajor hasta hace tres años, coincidiendo en su marcha con la salida de Hyatt de Capdepera. El Club Galatzó es uno de los complejos más apetecibles y a la vez más desconocidos de la isla. Sus doscientas habitaciones alojaron a personajes como Gabriela Sabatini. Tras la cuarta de las reformas a fondo anotadas en este texto, se inscribirá en un nuevo estilo de turismo local. Lujoso, aislado de los circuitos y en manos de extranjeros.

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